-Hostia puta, mira que he visto mil veces este argumento en una
peli, una de terror de un tío que trata de vengarse de los que han
ultrajado y matado de forma brutal a su novia, pero creo que nunca la
había visto con menos gracia y tan aburrida -dijo nuestro
protagonista.
-La verdad es que tienes toda la razón. Un giro absurdo tras
otro, armas que ni se sabe de donde salen, personajes que no vuelven
a aparecer... Pero estaba en oferta y hacía buena noche.
En verano La Casa Encendida, el popular centro cultural de
atocha, ofrecía unos ciclos de cine al aire libre donde se exhibían
películas de todos los momentos que por una u otra razón habían
dejado huella. Mandy debía haberla dejado por mala, porque de
verdad que era difícil contar esa historia tan trillada, que todos
hemos visto mil veces de manera que ni siquiera fuera trepidante o
dinámica. Cada escena más aburrida que la anterior, sin verse nada
bien, con situaciones que no iban una con otra...
-Pues encima el director era guionista -dijo Juan Gordal.
-Bueno, ya sabemos una peli para no volver a ver.
Los dos hermanos llegaron a casa y contaron su experiencia a Doña
Marta Palacios. La matriarca de la familia escuchó atenta y luego les
planteó un deseo personal:
-Ayhijospuesmeparecemuybienporqueesaspelículasrarasqueosvaisavernosécómopuedengustarosa
versiaprendéisencambiocuántohacequeyonovoyalcineconvosotrosbuscadunaparauqelaveamosqueyo
tengoganasdeverlaconvosotros...
-Pues yo había oído hablar de una de unos americanos que visitan
a una secta sueca, Midsommar...-comenzó a decir Juan.
-Esa es también de terror. No sé si a mamá le gustará
-intervino nuestro protagonista.
-Pueshijosamíelmiedonomeasustahombrequesoymayorcitaloquequieroesqueseaunapelículadelasque
siempresehanvistonounadeesasrarasqueosdaporveravosotrosquenosénidedóndelassacáisnadiemás
habladeellas...
-Bueno, ésta, Midsommar, ha tenido éxito de público y la crítica
la pone bien -dijo Juan.
Era cierto. En los días siguientes Doña Marta encontró varias
reseñas y críticas muy favorables a la película. Nuestro
protagonista, por su parte, también había buscado. De modo que
cuando el siguiente fin de semana se presentaron en el cine, tenían
muchas expectativas. Pero tras dos horas y media, la opinión de
nuestro protagonista era totalmente diferente:
-¿Y éste ladrillo insufrible sin nada que contar en dos horas y
diez minutos del metraje que dura es la que ponían tan bien?
-Hombre, Fran, yo es que creo que aquí el ambiente tiene que ser
así... -dijo Juan.
-Hijoslapróximavezlaescogeréyo
quenoséestaspelículasquiénos
lasenseñaesquenotienenipiesni
cabezanadiepuededefender
estotodoesabsurdoysufrientenoseentiendeporquélapantallasaleasínilas
cosasquepasan...
-Vosotros es que tenéis una concepción del cine antigua
-intentó explicar Juan.
-A ver, Juan -terció nuestro protagonista-, diferente e
innovadora era Pulp Fiction cuando salió. Esto no hay Cristo que lo
trague, el comportamiento de los personajes no se entiende, los
golpes de terror son absurdos...
-Joder, Fran, mamá es una señora de cierta edad, pero que tú
salgas con esas...
-Mira, vamos a escoger nosotros la próxima vez, y creo que no
escogeremos una de miedo. Porque menuda racha has cogido, hermano.
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