lunes, 16 de septiembre de 2019

Dos ladrillos de terror seguidos.


-Hostia puta, mira que he visto mil veces este argumento en una peli, una de terror de un tío que trata de vengarse de los que han ultrajado y matado de forma brutal a su novia, pero creo que nunca la había visto con menos gracia y tan aburrida -dijo nuestro protagonista.
-La verdad es que tienes toda la razón. Un giro absurdo tras otro, armas que ni se sabe de donde salen, personajes que no vuelven a aparecer... Pero estaba en oferta y hacía buena noche.




En verano La Casa Encendida, el popular centro cultural de atocha, ofrecía unos ciclos de cine al aire libre donde se exhibían películas de todos los momentos que por una u otra razón habían dejado huella. Mandy debía haberla dejado por mala, porque de verdad que era difícil contar esa historia tan trillada, que todos hemos visto mil veces de manera que ni siquiera fuera trepidante o dinámica. Cada escena más aburrida que la anterior, sin verse nada bien, con situaciones que no iban una con otra...




-Pues encima el director era guionista -dijo Juan Gordal.
-Bueno, ya sabemos una peli para no volver a ver.


Los dos hermanos llegaron a casa y contaron su experiencia a Doña Marta Palacios. La matriarca de la familia escuchó atenta y luego les planteó un deseo personal:




-Ayhijospuesmeparecemuybienporqueesaspelículasrarasqueosvaisavernosécómopuedengustarosa
versiaprendéisencambiocuántohacequeyonovoyalcineconvosotrosbuscadunaparauqelaveamosqueyo
tengoganasdeverlaconvosotros...
-Pues yo había oído hablar de una de unos americanos que visitan a una secta sueca, Midsommar...-comenzó a decir Juan.
-Esa es también de terror. No sé si a mamá le gustará -intervino nuestro protagonista.
-Pueshijosamíelmiedonomeasustahombrequesoymayorcitaloquequieroesqueseaunapelículadelasque
siempresehanvistonounadeesasrarasqueosdaporveravosotrosquenosénidedóndelassacáisnadiemás
habladeellas...
-Bueno, ésta, Midsommar, ha tenido éxito de público y la crítica la pone bien -dijo Juan.




Era cierto. En los días siguientes Doña Marta encontró varias reseñas y críticas muy favorables a la película. Nuestro protagonista, por su parte, también había buscado. De modo que cuando el siguiente fin de semana se presentaron en el cine, tenían muchas expectativas. Pero tras dos horas y media, la opinión de nuestro protagonista era totalmente diferente:




-¿Y éste ladrillo insufrible sin nada que contar en dos horas y diez minutos del metraje  que dura es la que ponían tan bien?
-Hombre, Fran, yo es que creo que aquí el ambiente tiene que ser así... -dijo Juan.




Pero Doña Marta era aún más contundente que Fran. No se explicaba las críticas que había leído después de verla:

-Hijoslapróximavezlaescogeréyo
quenoséestaspelículasquiénos
lasenseñaesquenotienenipiesni
cabezanadiepuededefender
estotodoesabsurdoysufrientenoseentiendeporquélapantallasaleasínilas
cosasquepasan...
-Vosotros es que tenéis una concepción del cine antigua -intentó explicar Juan.
-A ver, Juan -terció nuestro protagonista-, diferente e innovadora era Pulp Fiction cuando salió. Esto no hay Cristo que lo trague, el comportamiento de los personajes no se entiende, los golpes de terror son absurdos...
-Joder, Fran, mamá es una señora de cierta edad, pero que tú salgas con esas...
-Mira, vamos a escoger nosotros la próxima vez, y creo que no escogeremos una de miedo. Porque menuda racha has cogido, hermano.





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