-La verdad que canta un poco que haya un incendio provocado y
ninguna cámara capte el incidente, pero sí al tío ese con el
extintor -decía Fran.
-Claro que es otra de las pirulas de esa gentuza, hombre. Si el
individuo ese se paraba y hacía gestos como llamando al público.
-Y muchas veces se queman contenedores y papeleras. ¿Cuántas
veces han venido cerca de casa a apagar fuegos en los contenedores de
arriba?
Como queriendo intervenir en estas apreciaciones, de pronto un
olor a goma quemada llegó a los dos hermanos. Al momento salió un
tendero de uno de los establecimientos cercanos con un vaso grande de
agua en la mano y lo volcó en una papelera, de la cuál salía el
humo. Una señora que estaba de compras en aquella frutería les
explicó:
-Pues estaba pesándome la fruta, y hemos visto el humo. La
papelera se estaba quemando, pero este chico ha salido y lo ha
apagado.
-Alguna colilla mal apagada, seguramente -sentenciaron los dos
hermanos, mientras el dependiente volvía a su puesto.
-Pues ya ves, éste hombre, con muchas
menos relevancia y pretensiones ha apagado una papelera, ha vuelto a
su tienda, y nadie se va a enterar -dijo Juan.
-Es que no ha tenido la suerte de que
estuvieran allí todos los medios, se conoce.
-De todas maneras, yo creo que lo
normal en estos casos es lo que otras veces hemos hecho nosotros,
llamar a los bomberos y que se ocupen ellos.
-Sí, aunque este chico ha pillado ese
fuego cuando todavía era muy pequeño. Seguramente nosotros también
hubiésemos hecho eso.
-Pero igual no está de más dar el
parte a los municipales. Llámalos, anda.
-Por supuesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario