-Pues
no sé si alguien debería indicárselo -dijo nuestro protagonista a
Alvarito y Carolina Gordal en aquellas gradas.
-Es
que lleva todo el culazo al aire -añadió Cárol.
Nuestros
amigos hablaban del gordo que se había sentado delante de ellos en
aquella feria de la cerveza. Como últimamente le pasa a mucha gente
entrada en kilos, los pantalones dejaban ver el principio de su raja.
Fran y sus allegados discutían sobre si debían hacérsel notar o
no.
-No
es que se intuya levemente, es que es todo el canal -dijo Cárol.
-Yo
me solidarizo un poco con él -añadió Alvarito-, porque a veces al
agacharme me pasa.
-Y
a mí -sentenció nuestro protagonista-, pero es que lleva así como
veinte minutos.
-A
lo mejor también haríamos bien en dejar de comentarlo -dijo Cárol.
-En
eso tienes toda la razón. Aprovecharé para ir al baño -dijo
nuestro protagonista.
En
mitad de la escalera, Fran perdió por un momento la cartera que
llevaba en las manos. Cuendo se agachó a recogerla, un niño gritó
a voz en cuello:
-¡Ja,
ja!¡Le he visto el culo a ese tío.
Nuestro
protagnista se ajustó bien los pantalones, y comprobó lo mal que
había estado haciendo al hablar del hombre anterior. Nadie está
libre de esas cosas. ¡Y encima ya los niños le llamaban tío! Se
hacía mayor.
-¡Me
cago en la leche, otra vez! -dijo nuestro protagonista.
-¿Qué
pasa, Fran? -preguntó curiososo su hermano Jun.
-Otra
vez que la suela de los zapatos se parte por la mitad!
-
¡Ah, sí! Es una brasa. Antes los zapatos te duraban no menos de
tres años. Ahra no sé si será por la mala calidad de los
materiales o por qué, pero en meses se parte la suela por la mitad.
A mí también me ha ocurrido.
-Creo
que es esta tienda, que no tiene buenos materiales como la anterior
donde comprábamos. Desde que hemos tenido que cambiar no duran nada,
nada.
-Pero
yo no conozco otra como aquella que había en la Gran Vía. Si la
encontrase con gusto cambiaría allí mis zapatos.
-
Esto para romper topicazos, no en todos los sitios tienen lo mismo.
-Desde
luego, pero tendrmos que encontrar otra tienda buena, porque encima
cobran igual que los de antes.
Tras
la anunciada vuielta de Manny Pacquiao a los rings contra el mexicano
Jessie Vargas, Juan y Fran Gordal compartían un mismo pensamiento:
no debería volver, no está como estaba, lo único que Manny puede
sacar de aquí es una lesión, ni va a ganar lo mismo, ni le va a
dar más prestigio.
-De
hecho, para mí Manny nunca ha sido el mismo después de 2011 -dijo
Juan Gordal.
-Joder,
esa estapa fue increíble. El Manny de entonces yo creo que igual sí
hubiese podido con Mayweather.
-Los
tres combates con De La Hoya, Hatton y Cotto...
-El
de Cotto era incríble. Vaya repaso a un tío que venía de asombrar
a todos.
-Hay
quien dice que le sacaron de su peso, que quizás el welter era
entonces mucho para él.
-Pero
ahora stá en el medio, y sigue siendo un pedazo de boxeador. Mira,
Manny le dio un repaso y punto. Vamos a ver la pelea.
Los
dos hermanos repasaron aquel combate del 24 de noviembre de 2009,
época de esplendor del mejor pacquiao. Fran con frecuencia decía
que viéndole en aquel momento uno pensaba que era sin duda el mejor
boxeador de la historia. Enfrente Miguel Ángel Cotto, la gran
estrella puertorriqueña, que si bien había perdido un extraño
combate contra Margarito en tiempos recientes, llegaba a este combate
impresionando a todos por la limpieza y la pureza de su estilo, por
la elegancia de sus movimientos y por su dominio del boxeo. En los
dos primeros asaltos ambos púgiles se tantearon, pero Pacquiao ya
dejaba ver quién mandaba:
-Hay
que reconocer que Cotto fue muy valiente y salió a por él -dijo
nuestro protagonista.
-Sí,
pero mira, solo al segundo asalto ya se ve que Pacquiao con su
velocidad lo desarbola. Es el que llega con claridad al otro. Y eso
que Manny siempre tuvo tendencia a comerse alguna mano.
En
el tercer asalto llega la primera caída de Cotto, cuya guradia había
sido limpiamente penetrada por el filipino.
-Es
increíble su velocidad y cómo entraba ahora en la defensa
contraria. Y eso que Cotto reacciona bien y le mete un buen Uppercut
por entre su guardia al final -dijo Juan.
-Y
también le tiró en el quinto. Cotto estuvo muy valiente, cualquier
otro hubiese abandonado.
-Pero
incluso en su derrota ante Margarito, Cotto había estado siempre
metido en la pela y con opciones. Este repaso que le dio el filipino
es inaudito.
-Y
se iba viendo a medida que pasaban los asaltos. Manny le iba poniendo
la cara como un mapa. El mismo Cotto lo expresó al final con claridad meridiana "No veía por dónde me venían".
-Yo
no sé ni cómo llegó al último.
-Ya,
hasta parecía excesivo.
-Y
que esperasen tanto para cerrar la pelea con Mayweather...
-Y
que ahora vaya a volver...
-De
verdad, ¿qué fue de este Pacquiao.
Como siempre, este blog les ofrece la oportunidad de que juzguen ustedes mismo con este vídeo. Aunque el combate sale repetido, disfrutarán mucho de este pedazo de boxeador filipino.
Récord de Emmanuel Dapidran Pacquiao, "Manny Pacquiao", aquí.
-¡Venga,
Juan, vamos a pesarnos! -dijo aquel lunes nuestro protagonista.
-Pero
qué ganas tienes. A ver si luego no te llevas un disgusto.
Nuestro
héroe se había mirado al espejo aquella mañana y se veía más
delgado. Además llevaba varios días haciendo los ejercicios
gimnásticos que ambos hermanos se habían marcado, y se iba
sintiendo progresivamente más en peso justo. Por el contrario Juan
aquella mañana no había entrenado y se veía con un gran bulto a la
altura del vientre.
-Ya
tengo dos monedas para el pesaje, Juan -dijo nuestro protagonista en
la farmacia.
-De
acuerdo, yo voy primero -dijo el hermano mayor introduciendo las
monedas en la báscula. Esta escupió el papel-. ¡83.2 kg!-dijo
Juan-. Esto no hay Cristo que lo aguante.
-Bueno
ahora voy yo -dijo Fran y cuando salió el ticket se llevó una
alegría-. ¡107.3 kg! Voy perdiendo.
-Pero
no olvides que tú sigues pesando bastante más que yo -dijo Juan
resentido.
-Porque
soy más alto.
-Y
porque estás más gordo.
-Venga,
Juan, no hay para tanto, que yo haya perdido dos kilos y tú no es
normal con lo que hemos hecho.
-Espérate
a ver si se mantiene, que te veo muy eufórico.
-Bueno,
de momento un primer paso he dado, el más importante al adelgazar:
tener menos tetas.
-Parece mentira, tanto exigírselas a otras personas y tú no las quieres.
-Pues la verdad, aquel boom de series que hubo hace algunos años parece que no ha prendido -dijo Juan
Gordal comprobando que cada vez conocía menos de las que aparecían en los reportajes.-Ahora solo veo a nivel internacional The Walking Dead y Juego de Tronos. Y esta cada vez menos
porque antes quiero leer los libros.Nuestros protagonistas recordaban que a principios del prsente siglo, impulsada por el DVD que permitía
que la gente tuviese los capítulos a mano y disponibles por primera vez desde que la televisión emitía
series, y por un entusiamo de los productores, una oleada de productos televisivs muy buenos inudaba
todo: Perdidos, Héroes, Jericco... Sin embargo una vez terminadas estas aparecieron nuevos
superproductos telvisivos, pero salvo las dos mncionadas no parecían haber llegado a sus niveles de
popularidad. -Bueno, The Big Bang Theory y Breaking Bad sí que han dado hasta para merchandising-dijo Juan.-Pero no me parece que Breaking Bad haya llegado a los niveles de seguimiento de Perdidos. Yo sigo
tenindo mi camiseta de Dharma y no me apetecería una de Heisemberg. Y Big Bang Theory me parece
una comedieta, no creo que sea comparable.-Y están haciendo un Spin off de Braking Bad, Better Call Saul.-Yo lo que querría es una fantástica que me enganchase como Perdidos.-A lo mejor te estás haciendo viejo, si todas las camisetas que tienes son de series viejas.-Podría ser.
-Que
no, Juan, que estoy respondiendo llamadas en una centralita
-respondió la propia interesada.
Carolina
Gordal había conseguido un trabajo en el que estaba a gusto en el
servicio de recepción de llamadas de la FNAC, pero Juan solo era
capaz de ver que en una tienda repleta de todo lo que él deseaba
tenía un familiar trabajando.
Aquel
día toda la familia Gordal Palacios había ido al Retiro por expreso
deseo de Doña Marta que añoraba otros tiempos en los que acudía
con sus hijos entonces pequeños al parque y echaba pan a los peces y
patos de los estanques. Acudía feliz con una enorme bolsa de pan
duro:
-Ya
veis, hijos, que es mucho mejor darles el pan a los peces que no
dejar que se endurezca en casa.
-Pero
ahora además de peces hay también unas tortugas que comen como
limas-dijo Fran-.
En
efecto varios quelonios, semejantes a los de las casas pero de muy
gran tamaño, acudieron al pan de Doña Marta según se reblandecía
y lo mordieron de forma ansiosa.
-Pues
la que tú tuviste, Fran, se alimentaba con carne y pescado, nunca le
dimos pan -añadió Juan Gordal.
-Pues
parece que les gusta -dijo Doña Marta.
-
Igual te equivocaste alimentándola -sentenció Carolina.
-No
-respondió Fran-, no me equivoqué. Es lo que comen de forma
natural. ¿Y casi creció tanto como éstas.
La
familia se embarcó en una discusión hasta que el pan se acabó, y
luego al volver a casa, seguían picando a nuestro protagonista.
-A
ver, Fran, si las has visto devorar el pan y no comerse a los peces
será por algo. Enséñame algo que te de la razón.
Nuestro
protagonista estaba a punto de responder airado cuando vio en el
estanque un espectáculo no muy agradable, pero que en aquel momento
le llenaba: varias tortugas estaban en un esquina del mismo
mordisqueando una paloma muerta:
-Allí
lo tenéis, lo del pan es lo artificial.
-¡Ay,
que cosa más repugnante! -exclamó Doña Marta Palacios.
-Claro,
ahora que se ve que tenía razón, os ponéis tiquis miquis.
-¡Joder,
fran, tuviste un repugnante bicho carroñero en casa! -contestó
Juan.
-No,
tuve un bicho carnívoro al que alimentaba. Y ahora se ve que lo
hacía bien.
-Pero
míralas, tragándose un aa paloma putrefacta y con a saber qué
gérmenes y bacterias... -dijo Carolina.
-Pues
para eso sirven estos animales, para hacer desaparecer esos
cadáveres.
-Bueno,
vámonos -dijo Doña Marta-, que ya he tenido suficiente de esto.
-Claro,
cualquier cosa con tal de no reconocerme la razón.