jueves, 8 de septiembre de 2016

Pero yo tenía razón.

Aquel día toda la familia Gordal Palacios había ido al Retiro por expreso deseo de Doña Marta que añoraba otros tiempos en los que acudía con sus hijos entonces pequeños al parque y echaba pan a los peces y patos de los estanques. Acudía feliz con una enorme bolsa de pan duro:

-Ya veis, hijos, que es mucho mejor darles el pan a los peces que no dejar que se endurezca en casa.
-Pero ahora además de peces hay también unas tortugas que comen como limas-dijo Fran-.

En efecto varios quelonios, semejantes a los de las casas pero de muy gran tamaño, acudieron al pan de Doña Marta según se reblandecía y lo mordieron de forma ansiosa.



-Pues la que tú tuviste, Fran, se alimentaba con carne y pescado, nunca le dimos pan -añadió Juan Gordal.
-Pues parece que les gusta -dijo Doña Marta.
- Igual te equivocaste alimentándola -sentenció Carolina.
-No -respondió Fran-, no me equivoqué. Es lo que comen de forma natural. ¿Y casi creció tanto como éstas.

La familia se embarcó en una discusión hasta que el pan se acabó, y luego al volver a casa, seguían picando a nuestro protagonista.

-A ver, Fran, si las has visto devorar el pan y no comerse a los peces será por algo. Enséñame algo que te de la razón.

Nuestro protagonista estaba a punto de responder airado cuando vio en el estanque un espectáculo no muy agradable, pero que en aquel momento le llenaba: varias tortugas estaban en un esquina del mismo mordisqueando una paloma muerta:

-Allí lo tenéis, lo del pan es lo artificial.
-¡Ay, que cosa más repugnante! -exclamó Doña Marta Palacios.
-Claro, ahora que se ve que tenía razón, os ponéis tiquis miquis.
-¡Joder, fran, tuviste un repugnante bicho carroñero en casa! -contestó Juan.
-No, tuve un bicho carnívoro al que alimentaba. Y ahora se ve que lo hacía bien.
-Pero míralas, tragándose un aa paloma putrefacta y con a saber qué gérmenes y bacterias... -dijo Carolina.
-Pues para eso sirven estos animales, para hacer desaparecer esos cadáveres.
-Bueno, vámonos -dijo Doña Marta-, que ya he tenido suficiente de esto.
-Claro, cualquier cosa con tal de no reconocerme la razón.

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