Nuestro protagonista se disponía a bajar a la calle y se estaba vistiendo. Aquel día ya comenzaba a haber
temperatura otoñal. Acostumbrado como aún estaba a la manga y el pantalón cortos tuvo que interrumpir
la tarea para buscar pantalón largo, calcetines, botas... Otra estación del año se iba escapando y él se daba
cuenta, usualmente le apenaba un poco despedirse del verano, pero casi siempre encontraba un motivo de
cierta ilusión en estrenar alguna prenda nueva. Aquel año eran sus botas. Unas botas recién compradas
que ahora, recubriendo los pies y calctines de nuestro protagonista sustituían sus sandalias. Recogió su
cartera y bajó a la calle. En el ascnsor iba pensando sobre lo dicho: “Bueno, si uno no está
exageradamente en buena forma, el invierno disimulará mejor sus carencias, las botas son muy buenas y
aún no tengo que llevar chaqueta.” Sin embargo, al llegar a la calle notó que la temperatura era más f
resca de lo que había supuesto, y eso le incomodó. El tiempo se escapaba más rápido de lo que pensaba.
Al menos hayó consuelo rápido insistiendo en lo que solía levantarle la moral: “Así estreno también
chaqueta o jersey”.
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