-Pues
no sé si alguien debería indicárselo -dijo nuestro protagonista a
Alvarito y Carolina Gordal en aquellas gradas.
-Es
que lleva todo el culazo al aire -añadió Cárol.
Nuestros
amigos hablaban del gordo que se había sentado delante de ellos en
aquella feria de la cerveza. Como últimamente le pasa a mucha gente
entrada en kilos, los pantalones dejaban ver el principio de su raja.
Fran y sus allegados discutían sobre si debían hacérsel notar o
no.
-No
es que se intuya levemente, es que es todo el canal -dijo Cárol.
-Yo
me solidarizo un poco con él -añadió Alvarito-, porque a veces al
agacharme me pasa.
-Y
a mí -sentenció nuestro protagonista-, pero es que lleva así como
veinte minutos.
-A
lo mejor también haríamos bien en dejar de comentarlo -dijo Cárol.
-En
eso tienes toda la razón. Aprovecharé para ir al baño -dijo
nuestro protagonista.
En
mitad de la escalera, Fran perdió por un momento la cartera que
llevaba en las manos. Cuendo se agachó a recogerla, un niño gritó
a voz en cuello:
-¡Ja,
ja!¡Le he visto el culo a ese tío.
Nuestro
protagnista se ajustó bien los pantalones, y comprobó lo mal que
había estado haciendo al hablar del hombre anterior. Nadie está
libre de esas cosas. ¡Y encima ya los niños le llamaban tío! Se
hacía mayor.
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