sábado, 21 de septiembre de 2019

Un tic molesto en una situación diaria.



Comprarse ropa era algo que nunca había sido del agrado de nuestro protagonista. Sin embargo, cuando no quedaba más remedio era mejor hacerlo rápido. Con esa idea iba en aquel momento nuestro personaje recién salido del metro subiendo en las escaleras mecánicas. Sentía un poco de agobio pensando en la secuencia de buscar ropa de su talla, probarse, quizás ajustar medidas... Algo que le hacía sudar sólo de pensarlo, hasta que aquella chica le sacó de sus pensamientos:

-¿Se puede pasar, por favor?


 Entonces nuestro protagonista cayó en que había vuelto a ceder a un tic muy característico suyo en las escaleras mecánicas: ponerse con los brazos abiertos y una mano en cada barandilla, cerrando el paso a quien subía más rápido. Se disculpó con ella y le permitió seguir su camino. Juan Gordal , en cambio le reprendió:

-Mira que hemos hablado veces de esto, Fran. A ver si lo dejas de una vez.
-Es que por agobiado que voy pensando en cosas que no me gustan, me sale lo peor de mí.
-Pues estate atento.

 Nuestro protagonista llegó a la tienda de confianza donde solía comprarse la ropa, y el consabido trajín le dejó cansado sin haber hecho nada, pero tenía lo que fue a buscar: dos camisetas y unos pantalones largos. Estaba contento y había alcanzado sus objetivos en poco tiempo. Ahora le quedaban dos horas para hacer lo que le gustase:

-Pues vamos a ver tebeos -dijo nuestro protagonista.
-Por supuesto, contaba con ello -dijo Juan.

 Y así iban ambos hermanos en la escalera mecánica de la Fnac pensando en las últimas novedades que conocía, nuevas ediciones de Bruguera, los Freak Brothers, algún tebeo que ya llevaba tiempo queriendo comprar como Alix, cuando un señor mal encarado le gritó con tono hosco:

-¿Me dejas pasar, por favor, que ocupas toda la escalera?

 Fran vio que había vuelto a caer en ese vicio suyo, y cerraba la subida a los que iban más rápido. Otra vez se disculpó, y dejó a ese hombre pasar por su izquierda:

-Vas atontolinado cerrando el camino, despierta un poquito -dijo el sujeto mientras se alejaba.
-Anda que va a llegar muy lejos usted así -le decía nuestro personaje

 Juan Gordal aparte le habló de ello una vez se quedaron solos:

-Muy maleducado, pero mira, Fran, esto es lo que pasa si no me haces caso cuando lo digo yo, que lo dicen así individuos como ese. Cuida ese defecto.
-Sí, supongo que tendré que pensar en ello, porque ahora no tenía ni la disculpa de que fuera a hacer algo que no me gustaba.

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