—Bueno, Fran. Aquí sí
que no hay un alma.
No me digas que no
es mejor esto que
dormir la
siesta en casa —dijo
Juan mientras se
sentaba debajo de aquel árbol. —No sé, si uno duerme, que cuando el Tour no siempre es así, no veo la necesidad de hacerlo
bajo el solazo. —Pero si aquí en el árbol hay una de las mejores sombras de todo el parque.
Lo cierto es que aquel lugar era muy acogedor bajo el sol de los meses estivales. Normalmente
cuando se encuentra un lugar a la sombra en día de calor esos refugios suelen ofrecer uno de
los lugares más agradables que hay. Además recordó que no tenía por qué echar la siesta, que
en la mochila tenía dos comics pendientes de lectura. Una vez se puso cómodo devoró dos
tebeos de respetable tamaño como si nada y antes de que los dos hermanos se dieran cuenta.
—No me digas que no se lee aquí mejor que en ninguna parte —dijo Juan—. Joder, me habría
traído otros dos tebeos para leer. —Podrían poner aquí una tienda de cómics —dijo nuestro protagonista con sorna. —Coño, es lo que falta. Sí, creo que si junto las pelas pondré una.Fran, sorprendido, miró el paisaje con la ciudad a lo lejos y todo el descampado que había
entre aquel parque y los bloques de pisos más cercanos.
—¿Tú crees que nadie iba a comprar aquí? —Tendríamos que publicitar que aquí es donde mejor se lee del mundo —Entonces se gentrificaría —comentó nuestro protagonista— Imagina este parque lleno de latas,
picnics y gente fumando. —Tranquilo, no lo diré antes de poder ponerla. —Bueno, de momento recoge eso de Frank Miller que se lo comen las hormigas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario