-Bueno,
tenemos que tener todo listo para cuando llegue mamá, Fran -dijo
Juan.
-¡Es
que va a su edad y se suma a una recreación bélica! ¡Tócate los
cojones!
Doña
Marta Palacios había propuesto varias excursiones en el instituto
para salir con sus alumno, pero al final le habían medio impuesto
una propuesta de otro profesor que hablaba de acudir a una
reproducción histórica de la Batalla del Jarama. Juan se imaginaba
a su madre corriendo en medio de la batalla con un rifle y vulnerable
a todo tipo de fuego de artillería y munición, por suerte simulado.
-Va
a venir agotada. Suerte que ya le tenemos sopa, pescado...
En
aquel momento Doña marta llamó a la puerta y mientras nuestro
protagonista ponía los últimos toques al plato de la cena subió.
Pero no fue derecha y cansada a la mesa como pensaron los hermanos.
Antes al contrario, estaba tan enérgica y frenética como siempre:
-Ayhijosquebienlohepasadoquebienhechoestabatodoylosniñoshandidfrutadocomoenanosospodéis
creerquenlastrincherashemosvistolasmunicionesdelosdosbandosunosactoresdispuestos
reproduciendolatácticaylabatallacasinohecomidopero...
-¡¿Que
casi no has comido?! -dijo Fran asombrado por su energía y su
retahíla de entusiamo.
-Síhijounbocatadejamónentodoeldíaporqueallísepasabanlashorasmuertasymisalumnossehacíanfotos
conmigoconelmóvilporqueeraapasionanteymiraquelahistoriamilitarnoesmifavoritaperocómohan
disfrutadoycómohanaprendidoesincreíbleporestovalelapenaserprofesora...
-Pero
tendrás hambre al menos ¿no? -intervino Juan.
-Ahoramesentaréperoesquenosabéislapreciosidadqueeraestoesincreíbleyyomequejabaylascargasde
infanteríaylosobusesunoteníaallíparahorasahoracenoperoesquehastaesosemehaidodelacabezaporqueeraunarecreaciónfabulosa...
-Joder,
diez minutos lleva así y no hace ni amago de sentarse a comer -dijo
Fran.
-Y
encima soltando esa perorata a voz en cuello -añdió Juan.
-Perohijosaversiunanovaapoderhablardealgotanmaravillosomisalumnosmehantratadomejorque
vosotrosquebienselohanpasado
-¡Y
sigue así! Es seguro, Juan, se dopa.
-O
será la adrenalina de la batalla, yo que sé. Porque sigue sin hacer
amago ni de sentarse.
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