Era una carga que cada cierto tiempo soportaban todos los habitantes del país de nuestro héroe. Había que renovar la documentación una vez que caducaba. Pero en aquella ocasión nuestro protagonista se enfrentaba a una dificultad añadida: lo necesitaba para acreditar su asistencia a un examen de oposiciones. En contra de lo que pensaba, el certificado de tener la petición de su nuevo DNI en curso no bastaba como acreditación.
-Pero entonces ¿qué es lo que necesito?
-Las bases son muy claras: DNI o Pasaporte en vigor o Carnet de conducir. Todo lo demás no nos sirve.
-Pero no creo yo que sea la única persona en España en esta situación.
-Sí, pero otros han presentado pasaporte, carnet, usted no.
-¿Y qué puedo hacer? Ya le he explicado que tengo el DNI caducado y la petición de que me lo están haciendo. Creo que nadie puede pensar otra cosa que que yo soy yo y he venido a hacer mi examen.
-Las bases son muy claras. A lo mejor si le damos un certificado puede haé´rselo de urgencia y aportarlo en 72 horas.
-Bueno, buen consejo. Deme el certificado.
Al día siguiente nuestro protagonista acudió a la comisaría con el papel del examen y explicó su caso, pero un policia con malas pulgas que atendía allí parecía no estar por la labor de facilitarle las cosas:
-Usted ya hizo el examen, ya no le sirve.
Tragándose un poco las ganas que en aquel momento sentía nuestro protagonista de agredir a un policía, pero dejando translucir su enfado dijo:
-Oiga, lea el certificado, ahí le explican mi situación y por qué lo necesito.
-Yo esto no lo he visto jamás.
-Pues no me parece un caso tan excepcional el que le estoy contando. Dígame qué hacer.
-No me replique. Siéntese allí y déjeme hacer mi trabajo.
Fran se sentó a esperar, mientras veía a un montón de gente hacer sus trámites. Al final el funcionario con el que había hablado le llamó:
-Tiene usted razón, esto puede ocurrir. Pero debería hacer el esfuerzo de estar al tanto de sus documentos.
-Y ustedes deberían avisar de que esto puede pasar, que me ha demostrado que no conocía ni el caso.
Cuarenta minutos más tarde estaba nuestro protagonista siendo atendido y poniendo las yemas de los dedos para la huella dactilar. Por fin la funcionaria que lo atendía se había portado con normalidad. Al acabar Frn le hizo una sugerencia:
-Si no le importa, sé que usted no tienen la culpa, pero deberían avisar para que a nadie le pase lo que a mí que llegado el caso, la solicitud no vale como acreditación.
-Pero usted también, señor Gordal, tiene su parte de responsabilidad, que debería vigilar la vigencia de su documentación. No olvide que aquí somos muchos, y todos necesitamos los mismo servicios. Si usted se descuida...
Entonces Fran cayó en la cuenta. ¿Somos muchos? ¿No sería que la administración pone tantas trabas buscando que algunos abandonen los trámites a medio hacer y vacíen los servicios? La verdad es que en cuanto un mínimo papel se jode en la administración todo es una odisea y daba que pensar. Pero sería horrible que las instituciones que están para servir a todos pretendan simplemente quitársenos de en medio. Pensando n que precisamente intentaba ser funcionario, Fran se fue muy preocupado, y prometiéndose a sí mismo que él sería incapaz de algo así. Esperaba que una vez se pusiese del otro lado del trámite no cambiase su visión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario