-Pues ahora está bien, pero mire esto
-dijo a nuestro protagonista el médico que le había hecho el
chequeo en su trabajo
-Yo no lo entiendo -dijo nuestro
protagonista mirando el electro.
-Pues aquí hay un pico, que puede ser
desde que esté mal sujeto el aparato hasta una alteración que
debería mirarse.
Nuestro protagonista había quedado,
por otro lado, bastante escamado con aquel reconocimiento. Sabía que
no debía ser grave tal como se lo habían dicho, pero pidió hora a
la médica de cabecera. Tras una semana esta le dijo:
-Pues yo aquí no veo nada, pero para
preescribirle bien necesitaría más datos: una analítica, su
tensión...
-Bueno, me dijeron que la tengo algo
alta, pero que seguramente se deba al sobrepeso.
-¿Y de analítica nada?
-Me hicieron una, pero como no me
dijeron nada de ella...
-Pues tranquilo, que no será grave,
pero le tendrán que hacer otra analítica y otro electro.
A regañadientes nuestro protagonista
obedeció. Mejor estar seguro de lo que digan los médicos, pero se
preguntaba para qué había servido el reconocimiento del trabajo. La
verdad, como dijimos, que de salida estaba escamado con él. Le
habían mirado de forma superficial, sin prestarle atención, sin
darle todas las indicaciones necesarias... Bueno, por lo menos no
parecía grave. Tras la nueva analítica y el electro, se confirmó
que no había nada serio. Pero quedaba el asunto de la tensión:
-Mejor que nosotros, debería
mirársela usted durante un mes
-Pero yo no sé hacerlo.
-Bueno, puede aprender. Comprenda que
es ,ás fiable que se la mida usted durante un tiempo y tener valores
fiables, de periodos de reposo, que uno aquí, que suelen venir
nerviosos, con hora...
De modo que nuestro protagonista, que
llevaba dos semanas de médicos sin que en realidad le hubieran
detectado nada accedió. Le costó encontrar entre su trabajo y su
horario la forma de tormársela. Pero lo consiguió. Parecía que ya
todo acababa. Pero cuando volvió la doctora le dijo algo que ya
sabía:
-En efecto esto parece del sobrepeso.
Debería pedir hora a un endocrino.
Joder, pensó nuestro protagonista.
Iba a ser solo un pequeño chequeo, me decía al empezar.
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