-Pues parece increíble que una peli rodada en un idioma que casi
nadie conoce resulte amena -dijo
Juan viendo Apocalypto por la televisión.-Más que amena, es una aventura y una reflexión sobre el rumbo
de las civilizaciones bastante profunda -añadió nuestro protagonista-Descubrió un filón, Mel Gibson, con las películas en lengua
muerta.Después de su representación cinematográfica de La Pasión de
Cristo, el cineasta australiano se volvió a interesar por otra historia
de un tiempo pasado en lengua muerta, en este caso los mayas.
La peripecia de una tribu perdida en la selva, que resulta arrasada
por los representantes de este imperio mesoamericano, salvándose
sólo un héroe y su familia atrapaba a cualquier persona. Y ese final
donde la llegada a su vez de una civilización más poderosa
marcaba el final de este imperio abusivo y cruel dejaba al
espectador pensando sobre los motivos de la sociedades humanas en conjunto, su evolución y
su destino.-Y eso que no puede ser más simple, una tribu de cazadores en taparrabos y los malos que vienen a
quitarles lo suyo -dijo Juan.-Es que bien contada una historia mínima puede tocarte mucho más que algunas superproducciones.
Ésta misma, con toda su ambientación, todas sus reconstrucciones y toda su grandeza, podría haber
acabado en nada si te quitan la empatía con los protagonistas, su esfuerzo, sus sentimientos...-Pero a mí ese final es el que no me convence, porque los españoles aparecen al final como salvadores.-Para el protagonista y su mujer lo son. Habría que ver en unos años qué había sido de ellos.
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