-¡Vamos, hombre! ¡Mira que traer eso con lo rico que está el
pisto hecho en casa!
-Es que es de B. Osborne, mamá, creímos que te gustaría -dijo
Juan
-¡Ni que el bote cantase!
-¿Te lo había dicho, Juan, o no? -intervino nuestro protagonista.
Sabido era por ambos hermanos que Doña Marta tenía auténtico
horror a la comida de fuera que se pudiese hacer en casa. Sin
embargo, Juan creyó que ese pisto que tenía en el bote al famoso
artista le haría cambiar de idea.
-Además -dijo Fran-, lo encuentro como demasiado dulzón.
-¡No me digáis que he comprado a ese señorito andaluz para nada!
-Pero Juan, ¿es que no conoces a tu madre?
-Eso te lo vas a comer tú enterito, Juan.
-Pues no me molesta. Pero yo lo traje para todos.
-No me cabe en la cabeza salvo que lo confundieses con tomate frito.
-¡Otra porquería que no hay por qué traer! Sentenció Doña Marta.
-Ya ves, Óscar, nda que se pueda hacer en casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario