lunes, 12 de enero de 2015

Perros y escobas.

 -¡Bueno, Diez, tranquilízate! -dijo nuestro héroe a su perro.
 -¿Pero qué le pasa? -intervino Juan.
 -Que está muy enfadado con la escoba.

 La escena era la siguiente: Fran había barrido el salón llevándose 
un hueso y otras “provisiones” que el perro quería guardar. Había 
reaccionado ladrando con ferocidad a la escoba, pero esta llevaba ya 
un buen rato quieta en una esquina y el animal seguía excitado.

 -¡Hazle cucamonas!
 -Eso le cabrea más.
 -Pues tírale su juguete.
 -Ya lo he hecho. Lo persigue pero vuelve  ladrar.

 El perro cambió y se dirigió al cubo. Sacó buena parte de la basura para recuperar su hueso y se 
calmó. Juan rió y le acarició. Pero Fran estaba casi llorando.

 
-Todo mi trabajo a la mierda en un minuto. -Pero ha sido muy divertido, Fran. -Ahora mismo estoy muy cabreado. -Te prometo que yo lo recogeré. -¡Nos ha jodido que recogerás! Juan volvió a barrer y Diez a ladrar a la escoba y al cubo. -Cállate, cabrón -dijo Juan. -Nada, el problema es todo tuyo. Dijo Fran riendo ahora.

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