
Sí, ahora lo había conseguido. Nuestro héroe
llevaba la bici a buena velocidad, esquivando todo
y controlada, pero de pronto... ¡¿De donde había
salido aquel patinador?! Nuestro héroe lo esquiuvó
como pudo y él también se apartó.
-Perdona, me centro en el circuito y no veo venir a
la gente dijo el patinador.
-No pasa nada -dijo nuestro héroe-, yo también
había perdido el control.
El Retiro, nuestro héroe desde que empezó con la
bici lo estaba viendo, era una enorme pista de
aprendizaje donde practicaban ciclistas como él, patinadores, corredores, escaladores, gimnastas...
Era un buen terreno de prácticas pero sin embargo, la sobreabundancia de estos deportistas dificultaba
la tarea. Bueno, estaba aprendiendo. Cuantos más obstáculos hallara en su camino sería mejor la
práctica. Aunque los patinadores sí se pasaban un poco colocando sus circuitos por doquier en la
inmensidad delparque. También tienen derecho a aprender pensaba nuestro héroe pero entonces aquel
barbas se le echó encima mientras volvía a poner en marcha su bicicleta
-¿¿¡No puedes ponerte a hacer el subnormal en otra parte??! No me extraña que no sepas llevar la
bici con lo gilipollas que eres.
-Perdone usted, caballero pero ni había empezado a moverme. Ya que habla, con su educación no me
extraña que choque con la gente.
-¡Los de las bicis os creéis los amos, cuando lo que sois es retrasados.
Nuestro protagonista no estaba dispuesto a enfrascarse en una pelea por los ciclistas y pasó. Pero
observó que por desgracia, no siempre el deporte en los parques une a la gente. Será necesario, pensó,
que antes de practicar, la gente aprenda ciertas normas y límites.
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