-Y no has gastado mucho,
lo has hecho bastante bien -dijo Juan.
Las albóndigas quedaron
bien, jugosas como debían estar, y Doña Marta Palacios también las
comió con gusto. Y después empezó con una de sus peroratas
interminables:
-Buenoycuantotehasobradoporquestatradhabráqueiralacompraque
notenemosgelnichampúidpensandoquéqueréisqueostraiga
porquevoyasalirynosénuncaloqueosfaltaavosotrosquesiempre
meecháislabromncapornotraerproteína...
-Escucha, mamá, de
comer no traigas nada que yo he traído pescado , trae cosas de
limpieza: lejía, friegasuelos, servilletas... Si quieres traes algo
para tener en la nevera. Verduras congeladas o algo así.
Cuando se quedaron Fran
y Juan a solas el primero seguía presumiendo de su tarea bien hecha:
-La verdad, por menos de
la mitad de lo que me habían dado, comida, cena, bebidas... No he
hecho mala compra no.
-Sí, vas aprendiendo.
Además has traído una merluza muy buena .
-Porque estaba en
oferta, ha sido el motivo.
Los dos hermanos
hicieron una salida por la tarde en la que lo pasaron bien, pero al
volver, Doña Marta los sorpendió:
-Comodecíaisnosequédepescadoshetraídogallosytruchasparaquehayavariosdíasnoséporquéqueríais
tantopescado...
-Pero mamá, si lo que
te he dicho es que había traído merluza para cenar. ¡Ahora nos va
a salir el pescado por las orejas.
-Ayhijonohayquintenetiendasisiempretehabíagustadoelpescadoyahoranosalesconestas...
-Mamá, el pescado me
gusta, pero vamos a tenerlo para tres días y a ver si no se estropea
nada.
-Puesoslocoméisporqueyolohetraídoyahoranovoyadevolverlo...
-No, si nos lo
comeremos, pero se nos va a aquedar cara de pez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario