Acababan de comer
nuestro protagonista y su hermano Juan y tocaba sacar a Diez en su
paseo. Justo antes de salir por la tele estaban dando un reportaje
sobre la destrucción de hábitats por el hombre y cómo muchos
animales estaban desapareciendo. Sin embargo otros, como los macacos
que inundaban gran parte de las ciudades de la India Moderna parecían
saber adaptarse.
-Pues yo de todas
maneras estoy preocupado porque cada vez haya menos espacio de
naturaleza -dijo Fran.
-Bueno, nosotros en la
ciudad no lo vemos, pero es casi imposible encontrarse un árbol
salvaje o fuera de los parques de los humanos.
-Aun así me parece
curioso (aunque no deseable) ver cómo esos bichos s adaptan y
algunos hasta sacan partido.
-Pero son muy pocos,
Fran. Yo digan lo que digan no me imagino que aquí en Madrid haya
ningún animal salvaje que sobreviva.
-Hombre, muchas veces
hemos visto en los parques a los insectos pelear, las hormigas
cazando...
-Sí, pero ¿qué animal
más grande que ellos sobrevive aquí?
En ese momento Juan se
llevó un sobresalto porque un gorrión, una hembra pasó en vuelo
bajo justo por delante de sus narices y se posó en los huecos que
dejaban entre sí los ladrillos de una ventana tapiada. Como en los
mejores documentales de la naturaleza, tres polluelos salieron a
pedir y fueron cebados por su madre.
-Joder, pues algunos sí
que sacan partido a la ciudad, sí -dijo nuestro protagonista.
-Yo de hecho nunca había
visto fuera de la tele el momento de la madre alimentando a los
polluelos.
-Pues bueno, es curioso.
Pero eso en modo alguno cambia que deban cuidarse los bosques y
selvas.
-Desde luego.
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