-Vamos, Diez,
corre -dijo Fran en el Retiro después de haber conseguido volver a
llevarle tras mucho tiempo.
.
El perro buscó la
sombra ni siquiera de un árbol, de un banco y se echó debajo.
-Me saca de quicio, es
el perro más soso que he visto. ¡Coño, que no corra por las
pelotas mal está pero lo acepto, pero que aquí rodeado de perretes
no se le ocurra más que esto...!
-Y no es tan mayor
-intervino Juan-, que Trece siendo mucho más grande y viviendo en
teoría menos solo dejó de correr sus dos últimos años.
Por fin una bonita perra
labradora dorada se acercó, y Diez al menos correteó un rato a su
alrededor, solo para perder el interés pasado un minuto y volver al
banco.
-¡Coño parece cojo!
-dijo Juan.
-Pues no, mira.
Un perro con tres patas
pasó al lado de los hermanos. Estos ignoraron cómo había perdido
su pata posterior izquierda, pero con sus miembros restantes daba
saltos, volteretas... Se acercó a Diez. Este rozó su hocico con él
y se volvió a echar.
-¡Qué envidia de un
perro qu se comporta como tal! -dijeron los hermanos a la chica que
lo llevaba.
-Le pilló la pata de
pequeño un coche, pero el veterinario nos dijo que podía hacer vida
normal. Y parece que sí.
-A ver si nosotros vamos
a tener que dejar cojo al nuestr para que se anime...
No hay comentarios:
Publicar un comentario