—
Sí, para la estantería luciría mucho. Ahora miro en el
móvil cuánto vale en Amazon —
respondió su acompañante —Ahora que viene
la navidad hay que ir pensando qué compras hacemos.
Juan y Fran Gordal observaban a aquellas dos chicas con incredulidad.
Estas ya rebasaban la mayoría de edad, y parecían mostrar los
adultos en los que se convertirían los niños distópicos como aquel que tanto les impactó. Por lo menos parecían conservar el interés
por los escritos, lo que al menos garantizaba que no se perdían.
—Pero dicen que los quieren como objetos decorativos, Fran
—observaba con horror Juan Gordal—Los
quieren para navidad, los pondrán entre muérdagos y espumillón.
—Ya, y se los piden por Amazon.
—Vamos hacia un mundo donde los que rondamos los 40 somos los que
van de compras, los otros ya no quieren ni contacto con las tiendas.
Aún les reportaba otra sorpresa impactante la conducta de aquellas
dos chicas. Una de ellas se volvió hacia los clásicos Bruguera,
y encontró los tebeos de Superlópez:
—Fíjate, ahora hacen tebeos de aquella película que era
superanticauda, tía. Que parecía de los 80.
— Los manga de aquí son un poco absurdos. Y conozco bien el manga, que
después de leerme Dragon Ball
y Naruto
sé de lo que hablo. Tendrían que hacer como los japoneses, que no
son europeos pero adoptaron la navidad y hacen compras, como
nosotros.
—Juan, que no todo el mundo tiene que saber de cómic, y los pijos
siempre han existido.
—Pero acuérdate del crío del otro día, se van haciendo con el
mundo, porque encima son los que tienen pasta para críar.
—También había mucha gente normal en la FNAC
—Pero o educamos bien a los críos, o en unos 30 años el mundo
estará lleno de subnormales que no concebirán más cómic que el
manga, y creerán que las navidades son todo compras absurdas.
—Y ni siquiera el de Tezuka, por ejemplo, el manga más comercial
y más burdo.
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