viernes, 5 de junio de 2020

Las manos al rojo.

Poneos un poco de gel antes de pasar, por favor ⸺dijo el dependiente de la tienda de cómics a Juan y Fran Gordal
Bueno, yo tengo guantes ⸺respondió nuestro protagonista.
Mejor prevenir.

Este era uno de los cambios más extraños y recurrentes de lo que se había dado en llamar "nueva normalidad": ahora los establecimientos estaban obligados, entre las medidas destinadas a evitar el rebrote de la pandemia que hasta hacía poco había paralizado el planeta de nuestro protagonista, a disponer de un gel hidroalcohólico a la entrada para frotarse las manos, de modo que lo que se tocara recibiera los menos virus y microbios posibles. Muchas tiendas, además disponían de una caja de guantes de látex al lado del mismo, pero para no gastar y producir desperdicios nuestro protagonista solía preferir llevar los suyos. Juan Gordal se interesó de inmediato por Yo Dragón, un cómic de Juan Giménez de fantasía psudomedieval y dragones, como su título indicaba. Este autor por desgracia había muerto de la enfermedad infecciosa descrita. Como solo estaba el primer tomo de dicha obra, Juan lo dejó en su sitio. Al salir el dependiente les recordó que debían desinfectarse. Era necesario, pero cargante. Nuestro protagonista dijo, eso sí, de buenos modos, que no había tocado nada.

Da igual, es necesario ⸺dijo el dependiente.
Y lo entiendo, por eso lo hago, pero estoy empezando a sentir que casi me salen ampoyas de tanto refrotarlas.
Yo también lo tengo que hacer, si te sirve de algo ⸺respondió el tendero.

Al salir Fran intentaba recordar las veces que desde que empezó el día había tenido que pasar por ese trago:

Al ir al super, al coger el pan, los periódicos, comprar cuencos en el cine, cada vez que he vuelto a casa, después de comer o ir al baño...
Y no olvides en la farmacia donde hemos pasado a comprar precisamente últiles pandémicos, en el chino donde hemos cogido coca-colas, en la frutería, las flores que le hemos llevado a mamá...
Bueno, lo menos el alcohol se evapora, no se acumula como las mascarillas.
Pero luego está el tema de los guantes, también se gastan. Habrá que tener en cuenta también la contaminación.
Bueno, mientras no inventen nada mejor, es lo que hay. 
 

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