miércoles, 11 de agosto de 2021

Beber sin alcohol

 


Bueno, Fran, ¿que te parece? —dijo Juan mostrando aquel establecimientio que se anunciaba con diversas
bebidas frías.

Para nuestro propósito de reducir el consumo de alcohol está bien —sentenció nuestro héroe.


Los dos hermanos se habían propuesto llegar a sus pesos ideales y entre otras cosas, reducir su consumo

de alcohol para ello. Llevaban un tiempo bebiendo solo cervezas sin alcohol cuando descubrieron aquel
establecimiento. Les llamo la atención sus anuncios de granizados de frutas y limonadas con sabores. Las servían con hierbabuena, gengibre y varias otras especias. Pero Fran parecía decidido a pedir otra cosa: el granizado de mango, fruta por la cuál sentía debilidad nuestro protagonista. Sin embargo según entraron la dependienta les cambió los planes:

Aquí estamos cerrando, id a la terraza de enfrente que también es nuestra.

Los dos hermanos se sorprendieron, además, del tono autoritario, casi hosco, con que lo explicó. Pero bueno, si esos eran los horarios se irían a la terraza de enfrente. Una vez sentados comentaron el suceso:


Yo la verdad es que no entiendo ni ese horario discriminatorio entre centros, ni esa mala educación

—dijo nuestro protagonista.
Y además no es que fuera una chica jovencita que ya aprendería. Esa de los 35 años no bajaba.

Lo importante es que nos sirvan aquí. Tendrán el granizado de mango, digo yo.Yo prefiero una limonada con gínseng.

Vaya cursiladas que hay que pedir para no beber alcohol. Me acuerdo de cuando en Túnez el moro
me vendió el gínseng prometiendo que me convertiría en una fiera en la cama.

Y no es que desde entonces las chavalas acudan a ti a kilos.

Los dos hermanos discutían la broma una vez más, y a los cinco minutos se dieron cuenta de que
tardaban un montón en atenderlos. Juan decidió acercarse a pedir.

Dice que ahora viene, que pensemos bien lo que queramos.Pero si ya lo tenemos pensado. Oye, casi estoy por irme y pasar de dar dinero a estos sorbe frutas.
Espérate, hombre. Vamos a ver un poco los libros que hemos comprado.

 En el tiempo en que el camarero tardó en llegar a la mesa los dos hermanos pudieron leer los libros,
 hablar de cómic, consultar el twitter... Por fin llegó el dependiente a tomarles nota:Pues un granizado de mango...Se nos ha acabado el mango, se lo traigo de sandía, si quiere.

 Fran contuvo sus impulsos, y como reacio a irse tras esos casi diez minutos de espera aceptó. Pero 
en su interior sentía una rabia muy difícil de controlar, y menos aún cuando Juan pidió su bebida y el 
encargado volvió a responder:Gínseng tampoco nos queda. Te la traigo con hierbabuena.No, mira, mejor no —dijeron asqueados ambos hermanos.

De camino hacían lista de agravios: negativa a atenderlos, tardanza, falta de lo que pedían... Sí, irse sin
consumir estaba justificado.

Llega uno con toda su buena voluntad a beber sano y parece que te quieran joder el propósito.Parece que quieran fabricar alcohólicos, de verdad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario