lunes, 9 de agosto de 2021

Málaga, todo un descubrimiento.

 


Qué ingenioso lo del canalillo por la ciudadela para que corra el agua —dijo Fran en la Alcazaba de
Málaga—. Los moros medievales eran la leche.

Con eso del Terral algo hay que inventar para sobrevivir aquí —respondió Carolina.


La ciudad andaluza en la que Alvarito pretendía
construir un futuro laboral mejor había sorprendido a
nuestro protagonista en muchos aspectos. Escondía mucha historia de todas las épocas, el día anterior
nuestro protagonista había observado el recuerdo a las víctimas de una masacre ocurrida en una guerra
civil que había sacudido su país hacía casi 90 años. Ahora recorría la fortaleza de época medieval, situada
muy cerca de un antiguo teatro romano.


Es que desde entonces, desde época romana, también hay cultura, y hoy sigue que los espectáculos
marengos nos han cautivado —comentaba Fran.

Pero yo donde me lo paso mejor es en el Parque del Morlaco —puntualizó Carolina.

El Parque del Morlaco era una reserva natural del ecosistema primigenio mediterráneo que cobijaba
ejemplares de muchas especies amenazadas o endémicas. Otro ejemplo de la variedad de la ciudad.


Por no hablar de las playas. Mañana iremos a bañarnos, que creo que ya tenemos todo lo visible
visto —propuso Fran.

Eso, que la playa da hambre y luego tomaremos otro espeto y jibias.

Es que encima se come bien. Muy buena ciudad.

A pesar del inconveniente este del Terral.

El Terral era como se conocía un fenómeno meteorológico que provocaba unas temperaturas altísimas
en la ciudad, sobre todo en meses de verano. Era lo único que Fran había encontrado como defecto a
esa ciudad. Pero como él decía, el tiempo nunca puede ser excusa para perderse una ciudad lo
suficientemente grande para que un madrileño no sienta que se le acaba en cuanto empieza a andar, y
llena de muchos atractivos.


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