—Ayhijosquemonoessitienecaritaytodoyademásesmediorojo
yblancodecoloresquésimpáticoyoloquieroparamíesquees
monísimodedóndelohabéissacadoyencimaparecequetiene
unventiladorytodoesdeliciosonosédondelohabéisencontrado...
—comentaba Doña Marta Palacios viendo aquel robot ventilador.
—Lo hemos visto en los chinos y hemos pensado que era lo mejor
para nuestra madre —respondió Fran.
Fran y Juan Gordal en una de sus salidas por la calle habían encontrado en una tienda baratillo este juguete que creyeron útil para su madre, ya que la habían visto abanicarse con libros, sudar, resoplar y cambiarse ropa aquellos días. Dado que la matriarca de los Gordal Palacios no deseaba un abanico, los hermanos pensaron que ese ventilador portatil, además sin pilar, funcionaba accionando una palanca, sería lo ideal para su progenitora. Sin embargo Doña Marta parecía ver aquel aparato de otro modo:
—Ayhijosmedapenahastatocarloqueyonoloquierorompernosénisilovoyasacardecasaqueloperdería porahíhayqueponerleunnombreporqueesmonísimoytienehastasonrisalovoyateneraquínolovoynia tocarquenoseestropee... —Mamá, es un ventilador, no un adorno. La idea es que lo uses cuando haga mucho calor —Nohijosyonoloquieroromperlevoyabuscarunsitioaquíenlaestanteríaentremislibrosdelecturajuntoa lasestampitasdelavirgenaquívaalcirmuchoconesoscolorinesquéalegríacadavezquevuelvaami estanteríaylovea...—añadió Doña Marta mientras se secaba la cara con la manga de su blusa. —Joder, para esto te traemos un clic de Playmobil y se acabó. —Eso hubiera sído más caro que este robotito, Fran —comentó Juan. —LosclicdePlaymobillostuvisteisvosotrosdepequeñonolucíancomoestemuñequitonoerantan simpáticosestoeslomejorquemehabéisregaladoenmuchotiempoesencantadorlevoyaponerunnombre quenosemeocurre... —Vale, mamá, pues Tito el robotito —dijo resignado Fran. —AysiholaTitoquégraciosoerescómotequieroaquíestarásmuybienquéalegríacadavezqueteveoyme guardarásloslibrosqueleotantasveceseresidealahoravaaestaraquíparasiempreylovoyacuidarmejorque anadaquehayatenido... —Bueno, Fran, lo importante es que le ha gustado —sentenció Juan.
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