jueves, 28 de julio de 2022

Depositar pilas en tiempos postpandémicos.

 


Aquel día se encaminó nuestro protagonista al depósito de pilas del supermercado de
su barrio con una bolsa llena de baterías gastadas. Entró en el local y se puso a
buscar el depositorio. No lo encontró. Pasado un rato preguntó al reponedor de
supermercado:

Está aquí, bajo el gel hidroalcohólico. Y no olvides
desinfectarte las manos.

Una vez más la superación de la pandemia que había afligido el planeta de nuestro héroe
mostraba ese largo y cansado ritmo de retirada, donde uno se olvidaba de toda
medida hasta que un hecho puntual le recordaba que seguía bajo la amenaza de un
virus potencialmente letal. Los geles seguían a disposición del público y parecían
necesarios para entrar en ciertos lugares, pero así como aún las mascarillas
permanecían en la mente de la población, untarse las manos de gel era un gesto del
que ya casi nadie se acordaba. Además, eso conllevaba dificultades para realizar
tareas cotidianas, como el reciclaje de las pilas.

Por lo menos podrían ustedes poner los depositorios en un lugar más visible hasta que 
declaren el fin de la pandemia —sugirió Fran.Puede ser, pero igual ya la próxima vez que lo necesitas ya no es necesario el gel.No se fíe usted, llevamos con que si se va la pandemia o si no casi n año.Nosotros seguimos las normas.

Fran volvió a su casa con las manos aún embadurnadas del gel y una bolsa de limones que
había cogido en el supermercado tras tirar las pilas al contenedor. Al llegar se lavó las manos
durante un minuto, como se hacía en los momentos de más riesgo. Y mentalmente recordó
cuantas medidas de protección podían seguir vigentes o no en aquel contexto, ya que ahora
era cada vez más difícil recordarlo.

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