—Pues ya sabemos
lo que van a
poner en este
local—dijo
nuestro
protagonista
al doblar aquella esquina.
—Yo creo que hemos salido ganando. —Bueno, tampoco es que este sea ahora el mejor lugar del mundo.No hacía mucho que ese espacio lo ocupaba una oficina bancaria de esas que tras años de
intentar engatusar a ancianos y población desinformada habían echado el cierre. Ahora la iba
a ocupar una cadena de Supermercados. Los dos hermanos convenían en que al menos los
supermercados te dejaban comprar lo que necesitaras y no se basaban en engañar gente
vulnerable, pero aun así Fran tenía sus dudas.
—A ver, que una cosa es que el Súper no intente robarles la cuenta y su casa a los ancianos,
pero suben los precios en cuanto pueden, se conocen casos de abusos a trabajadores...—explicaba
nuestro protagonista. —Sí, pero la prueba de que son mejores es que mientras el banco está cerrando y dejando
sólo oficinas de esas de atención centradas en lo digital y el oscurantismo para engañar
viejecitos, el súper se está expandiendo. —Desde luego, sin duda, yo me fío más de un reponedor o cajero de supermercado que de
un oficinista de esos con cargos rimbombantes con una palabra en ingles de un banco. Pero
que desde luego, me gustaban más los negocios familiares que había aquí antes. —Pero esos ya no quedan. —Y aunque quedaran este local es muy grande, no sé yo si aquí podría instalarse algo
que no sea una gran cadena comercial. —Convenimos entonces que de las posibilidades que hay es la mejor ¿no? —Bueno, al menos que nos alegramos de que cierre un banco.
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