-¿Cómo que no puedo pedir una minihamburguesa de
estas que anuncian? -preguntó Alvarito al camarero
visiblemente molesto.
-Es que hay hay partido a las cuatro, y la cocina no
puede abastecer a todo el mundo. Sólo se pueden pedir
las tapas de esta hoja de la carta -respondió el camarero.
Nuestro protagonista, Carolina, Alvarito y tres chicas
amigas de estos que querían presentar a Fran habían
acudido a aquel bar a tomar un aperitivo. Pidieron,
pero el hombre que los atendió les redujo la carta a la mitad. Fran estaba, como su cuñado, molesto.
-No hay derecho a que se anuncien como bar de ver fútbol, si resulta que no te atienden por ser día
de partido -dijo Fran.
-Bueno, olvidémoslo -respondió Carol-. Pidamos de aquí.
-De acuerdo, yo quiero unas salchipapas de esas.
Casi toda la mesa se sumó a la idea de Fran. Iban a pedir tres raciones de salchipapas, pero dos de
las chicas quisieron salmorejo. Ahora, en cuanto viniese el camarero se las pedirían, pero pasaron
veinte minutos sin que éste los atendiese.
-Encima es lento.
-La verdad, me está cabreando esto. Yo estoy casi por hacer un simpa -dijo Alvarito, pensando en no
pagar las cervezas que ya habían tomado.
Fran era reacio a tal idea. Pensaba que se lo merecían en ese establecimiento, pero no era partidario
de ese procedimiento.
-Ya que no hay buen servicio, que haya buenos clientes -dijo nuestro protagonista.
Tras otro cuarto de hora, el camarero por fin los atendió
-¿Salchipapas para todos? -preguntó.
-No -respondió Cárol-, tres de esas y dos de salmorejo.
El camarero apuntó haciendo un gesto de gran esfuerzo mental. Y después, cuarenta minutos más y...
-¡Pero nos ha puesto cuatro de salchipapas y ningún salmorejo! -protestaron aquellas dos chicas.
- A ver si lo podemos decir -añadió Fran.
Y de nuevo la espera, y nadie atendía y...
-¿Sabéis lo que os digo? -dijo Fran-. Que no me gusta pero hacemos un simpa entre todo este gentío.
Se lo ha ganado a pulso.
Todo el grupo asintió. Salieron y fuera nuestro héroe se sentía mal por haberlo hecho.
Pero el cúmulo de despropósitos del servicio de aquel local le llevó a ese extremo.
-Tranquilo, Fran -le comentó Alvarito-. Nos han
desatendido, servido mal, reducido la carta a la mitad... Se
lo merecían
-Ya sé, pero aun así no sé si he hecho lo correcto.
-Nosotras no hemos comido nada -se quejó Ofelia, una de
las chicas.
Y allí Fran se reafirmó en que hizo bien. Eso sí, pensando
que no debía repetirlo.
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