lunes, 16 de febrero de 2015

Está feo, pero lo merecían

  -¿Cómo que no puedo pedir una minihamburguesa de
 estas que anuncian? -preguntó Alvarito al camarero 
visiblemente molesto.

 -Es que hay hay partido a las cuatro, y la cocina no 
puede abastecer a todo el mundo. Sólo se pueden pedir 
las tapas de esta hoja de la carta -respondió el camarero.

 Nuestro protagonista, Carolina, Alvarito y tres chicas 
amigas de estos que querían presentar a Fran habían 
acudido a aquel bar a tomar un aperitivo. Pidieron, 
pero el hombre que los atendió les redujo la carta a la mitad. Fran estaba, como su cuñado, molesto.

 -No hay derecho a que se anuncien como bar de ver fútbol, si resulta que no te atienden por ser día 
de partido -dijo Fran.
 
 -Bueno, olvidémoslo -respondió Carol-. Pidamos de aquí.

 -De acuerdo, yo quiero unas salchipapas de esas.

 Casi toda la mesa se sumó a la idea de Fran. Iban a pedir tres raciones de salchipapas, pero dos de 
las chicas quisieron salmorejo. Ahora, en cuanto viniese el camarero se las pedirían, pero pasaron 
veinte minutos sin que éste los atendiese.  
 
 
 
 
 -Encima es lento.
 -La verdad, me está cabreando esto. Yo estoy casi por hacer un simpa -dijo Alvarito, pensando en no
 pagar las cervezas que ya habían tomado.

Fran era reacio a tal idea. Pensaba que se lo merecían en ese establecimiento, pero no era partidario 
de ese procedimiento.

 -Ya que no hay buen servicio, que haya buenos clientes -dijo nuestro protagonista.

 Tras otro cuarto de hora, el camarero por fin los atendió

 -¿Salchipapas para todos? -preguntó.
 -No -respondió Cárol-, tres de esas y dos de salmorejo.

 El camarero apuntó haciendo un gesto de gran esfuerzo mental. Y después, cuarenta minutos más y...

 -¡Pero nos ha puesto cuatro de salchipapas y ningún salmorejo! -protestaron aquellas dos chicas.
 - A ver si lo podemos decir -añadió Fran.

 Y de nuevo la espera, y nadie atendía y...

 -¿Sabéis lo que os digo? -dijo Fran-. Que no me gusta pero hacemos un simpa entre todo este gentío.
Se lo ha ganado a pulso.

 Todo el grupo asintió. Salieron y fuera nuestro héroe se sentía mal por haberlo hecho. 
Pero el cúmulo de despropósitos del servicio de aquel local le llevó a ese extremo.

-Tranquilo, Fran -le comentó Alvarito-. Nos han 
desatendido, servido mal, reducido la carta a la mitad... Se 
lo merecían
 -Ya sé, pero aun así no sé si he hecho lo correcto.
 -Nosotras no hemos comido nada -se quejó Ofelia, una de 
las chicas.

 Y allí Fran se reafirmó en que hizo bien. Eso sí, pensando 
que no debía repetirlo.

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