jueves, 3 de diciembre de 2015

Diez podría acabar la discusión.

-Bueno, a él sí parece gustarle, en esta no escarba.
-Pero parece la casa de los gnomos, Juan.

Desde que llegó a casa, la nueva caseta de Diez era tema de discusión en la familia. Cuando su anterior habitáculo reventó, principalmente porque el perro escarbaba en su suelo y terminaba por romperlo, la familia Gordal intentó remediarlo trayendo una nueva, como era lógico. Sin embargo, aquella vez, parecía que en el establecimiento no quedaban del modelo que usualmente compraban, como una casita de trapo con tejado a dos aguas. Esta vez, Diez tuvo que conformarse con una caseta rematada en pico, de planta cuadrada que recordaba lejanamente a los tipis de los indios y las cabañas móviles de alguna otra civilización nómada. A nuestro protagonista le desagradaba ese artefacto en el salón, y a Juan y Doñ Marta no es que les entusiasmase pero eran más condescendientes.

-No deberías ser tan intransigente con cosas así de pequeñas, Fran -decía Juan nuestro protagonista.
-Pero este perro, que de por sí a veces parece un ewok, mira el efecto que hace saliendo de allí.
-Pero ya te digo que no escarba, parece que a él le gusta. No quiere acondicionarla. Si pudiese explicarnos él si l gusta, se acabaría la discusión.
-Espérate, que ya ves lo que hace con la comida y el agua cuando las necesita. ¡Cómo se hace entender cuando quiere, el jodío! Bueno, a ver si nos lo explica de algún modo.

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