-Bueno,
Juan, apaga la tele y vamos a la cama, que hay que levantarse pronto
-dijo Doña Marta.
-Eso
Fran y tú, yo ya apagaré la tele cuando me vaya.
-Apaga
también la lucecita, que luego eso consume un huevo -dijo nuestro
protagonista.
-Que
sí, que todo se quedará bien.
Como
era lógico, en algún momento de la noche nuestro protagonista cayó
dormido profundamente, y dejó de tener noción de lo que hacía su
hermano. Pero Doña marta le despertó de forma muy brusca:
-¡A
ver! ¡¿Quién fue el último que se fue a dormir ayer?!
-Fui
yo, mamá -dijo Juan desde su cama-. Y dejé la tele apagada.
-¡La
tele sí, animal, pero la calefacción, que gasta más y es más
peligrosa, encendida toda la noche!
-¡Hostia!
Pues lo siento mucho.
-¡Encima
blasfemando! -dijo Doña Marta, y empezó una de sus retahílas
contínuas-.Medanganas
dedarosdebofetadasnosepuedeconfiarnadaenvosotrossuertequemetengoqueirquesinoeracapazde
matarosylotendríaisbienmercidoporquesiempreosdejísbierto...
-Mamá,
en serio, lo siento. Dúchate y vete que se te hace tarde.
-Claroquemevoyperoalavueltahablaremosestoesparamatarosnosécómomecontengomiraquelodije
vecesyahoraencimamevoyairenfadada...
-No
lo intentes, Juan, hoy vas a estar todo el día de bronca con mamá.
-Ymañanatambiénytúporquénohicistenadatútevasadormiryahítelasdentodasimbécilnosésiespeoréste
otúquemetenéisharta...
Así
estuvo Doña Marta hasta que se fue y sólo paró para desayunar y
decir la comida.
-Yaversiahoradejáisestoapagadonosécómonoosmatomedanganasdepegarosdebofetadashstaqueme
aburrasuertequemetengoque...
Cuando
cogí la puerta dejó de oírse su voz, aunque el murmullo permaneció
de fondo mientras estuvo en la escalera.
-Joder,
Juan, aver si tienes más cuidado. Ahora no te creas que será la
última vez que la oigas. Durante días va a estar hablando de este
incidente.
-Bueno,
y veremos si se le pasa.
-No,
Juan, ya verás.
Afortunadamente
para los hermanos, Doña Marta aquel día no vino a comer pero cuando
llegóa cenar el saludo no se hizo esperar:
-Buenas
noches, mamá.
-Buenasnochesperomedaanganasdematarosdeverdadosdejásteislaestufaencendidasuertequeteníaque
irmeerapara
mataros...
-Te
lo dije, Juan -dijo nuestro protagonista.
Doña
Marta estuvo con la retahíla hasta que se acostó, salvo cuando
cenaba y al acostarse avisó:
-Noosdejéisnadaencendidocomolohagáismañanasíqueospegolomereceríaisestáissiempredándome
disgustosnomehcñeisnucnacasoynospordemosquemarconlaclefa...
Cuando
se metió en la cama, los dos hermanos respiraron, y Fran dijo:
-Ya
ves, es cuestión de que esto se le pase, a ver cuánto tarda.
-Joder,
dijo Juan, prometo tener más cuidado en adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario