-Ya se acaba, lo que
hacía que no disfrutaba así -dijo nuestro protagonista.
-Joder, Fran, cuando
tenías doce años entiendo que te gustasn estas películas, pero
ahora ¿no ves lo malas que son?
Fran acababa de ver dos
películas de Van Damme de cuando él tenía 11 años. Seguramente
todos los que hayan llegado a los treinta años recordarán varias
películas que les encantaban entre los ocho y los 12 años, y que al
llegar a adultos se daban cuenta de que en realidad eran muy malas y
por qué. Nuestro protagonista no era una excepción, y ahora ver
Lionheart el luchador y Kickboxer no le atrapaba como
entonces. Pero las artes marciales de Van Damme seguían gustándole,
y no había perdido el gusto por ellas, al revés todos los recuerdos
y momentos que había pasado viéndolas venían a su cabeza y
añadían gozo a cada nuevo visionado.
-Lo que pasa es que no
has crecido mentalmente, sigues siendo un puto crío.
-Que no, te digo que
ahora me doy cuenta de los planos que no entran, los efectos de
golpes malos, etc, pero disfruto viéndola porque me quitan un huevo
de años de encima.
-Mira, Fran, no me
discutas, a tus años no puedes ver estas mierdas con gusto.
-Pues estoy seguro de tú
también ves películas malas de cuando ers crío con gusto. ¿Sabes
que mañana ponen Jason y los argonautas?
-¡No jodas! ¿En que
cadena y a qué hora?
-¿Ves? Ya estás
ilusionado
-¡Serás gilipollas!
¡Vas a comparar cultura clásica griega con esas mierdas que tú
ves!
-Que´si, que disfrutes
la escena de los esqueletos luchando.
-Será mejor que ver al
Van Damme rompiendo tinajas a patadas.
-Seguro. Bueno, que lo
disfrutes.
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