Fran
y Juan Gordal observaban a Diez
escarbando en un parterre. Los dos hermanos se maravillaban de que
Diez, un perro que no
corría al lanzarle objetos, ni tenía el menor interés en juguetes
como bolas o muñecos que pitaran al ser apretados disfrutaba mucho
sin embargo escarbando en cuanto encontraba un trozo de tierra donde
le fuese posible hacerlo.
-Igual
un día nos encuentra un tesoro -dijo nuestro protagonista.
-Una
vez encontró una cartera de cuero vacía.
-Sí,
ya me acuerdo. Probablemente la había tirado un carterista después
de quedarse la pasta.
-Para
el dueño debió ser una putada.
-Sí,
las cosas de valor siempre jode perderlas.
Entonces
Diez salió del
parterre y se fue corriendo hacia un objto extraño que estaba tirado
en el suelo:
-Estos
son los apuntes de alguien. Los tenía muy subrayados para un examen
o algo así,
-Joder,
pues eso sí que es una putada y además no le sirve a nadie más que
lo encuentre.
-De
modo que Diez sigue
sin encontrarnos un tesoro, sólo muestras de tras personas.
-Pues
ya ves, lo relativo que es el valor. A nadie le vale de nada ese
block, y para el que lo perdió puede suponer un año más sin el
título.
-Ahora
estará dando tumbos gritando Mi tesssoro...
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