Fran observaba a Diez
intentando subir al sillón donde tenía un muñeco con el que solía
jugar. Quizás por la edad no pegaba uno de esos saltos a los que
tenía acostumbrada la familia y subía.
-¿No vas a ayudarle,
Fran? -preguntó Juan
-Es que cada vez que lo
intento se revuelve, no quiere que le ayude.
-Lo que pasa es que tú
le tras de las lanas, que eres más burro que un arado. Déjame a mi.
El mayor de los hermanos
se acercó y el perro le movía la cola y parecía alegrarse de
recibir ayuda. Según llegaba a él Diez se excitaba más y
más y se frotaba y todo con sus pies.
-¿Ves so burro?
-Sí, ya verás ahora
En cuanto juan rozó el
lomo de perro este protestó con un gruñido y se volvió con rabia
hacia la mano que le asía.
-¿Ves? ¿Te crees que a
mí no me hacía esas fiestas y esos requiebros? -dijo nuestro
protagonista.
- Pues entonces vamos a
tirarle el muñeco -propuso Juan
-¡Claro! -exclamó
Fran-. Estaba tan obcecado con subirlo ahí que no veía esa opción
que era la más obvia.
Fran cogió el muñeco y
lo arrojó. Diez se lanzó a por él con mucha alegría y
ganas, pero una vez lo tuvo en la boca quería subir con él al
sillón.
-Pues estamos en las
mismas -dijeron los hermanos.
Entonces aparecíó por
la puerta Doña Marta Palacios que venía de la compra.
-Holahijosnoveáiscómoestabahoyelmercadoporsuertetengoyalacenayhabíabuenpescadopero
encontrarelpanyamehacostadomásyhetenidoquetraerlodemoldeyonosécómoaquíconsumimostanto
pannoesnormal...
-Hola mamá. Estamos
intentando calmar a Diez. Quiere subir al sillón, pero no que
le toque ninguno de nosotros.
-Buenoyalohagoyoqueamíigualledejayosétratarleconfíaenmí...
-No, mamá, que tú eres
más brusca que nosotros.
Sin embargo Doña Marta
se encaminó al perro y éste al verla acercarse dio por fin un salto
con el que subió al sillón.
-Diez ha pegado
ese salto con tal de que no le toque.
-Buenoesquenonecesitabanadapodíasubirel
soloyvosotos
llevbavaismediahorasinhacernadaporél...
-De todas maneras habrá
que ver por qué no quiere que le cojamos.
-Yo creo que es porque
vosotros, burros le tiráis de las lanas -dijo Juan.
-Claro, siempre es culpa
de otros -añadió Fran.
-Yocreoquenonecesitanadaesquesehabíaaturulladomiraccómoencuantohellegadohapodidonoos
acerquéisaélconelmuñecoquesoismuyburrosdejadleaaélquehaga
suscosas....
-Bueno, mamá , respira.
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