-¿No la has reconocido?
-le dijo Juan.
-No. ¿La habíamos
visto antes?
-¡Cómo si la habíamos
visto! Es Esmeralda.
Frn miró de nuevo a su
servidora y reflexionó. Y entonces cayó del guindo. Esmeralda era
una camarera anormalmente atractiva y explosiva que habían visto en
sus salidas por Huertas. Nuestros dos protgonistas solín comparrlas con las mujeres atractivas que salían enn las historietas dl personaje del Jueves El Profesor Cojonciano. Ahora por lo visto trabajaba en ese otro
local, lo que no era extraño dado que por lo visto un mismo grupo
empresarial poseía casi todos los bares y establecimientos de la
zona. Pero por lo visto aquí trabajaba más, atendía a más gente,
el cansancio y el volumen de trabajo le hacía mella y no estaba ni
la mitad de guapa que antaño. Pero un segundo examen visual quitó
todas las dudas a nuestro protagonista.
-Joder, pues si no me lo
dices...
-Bueno, Fran, el otro
sitio era más de juerga y noche. Aquí está más de trabajadora.
-Pero no tiene ni la
mitad de curvas, no sonríe como antes, tiene ojeras...
-Y probablemente tampoco
gana más dinero.
-No hay derecho a echar
a perder así a una persona.
-Tampoco exageres que ya
querrías tú para ti a la actual Esmeralda.
Entonces la chica se
acercó a los dos hermanos.
-Perdonad. ¿Vosotros no
sois lo que veníais tanto al Molino, el bar de más arriba?
-Sí -dijo Fran
esbozando su mejor sonrisa-, te solíamos pedir las copas por la
noche y...
-Es que de primeras no
os había reconocido. Me moví aquí porque me salía más a cuenta y
ahora he podido alquilar otro piso más grande.
-Me alegro.
Cuando los dos hermanos
volvieron a quedarse en un aparte Juan le comunicó a Fran unas
cuantas conclusiones:
-De modo que aquí está
mejor y tampoco te ha reconocido. Claro tú, inequívocamente, sin
que sea un a opinión subjetiva estás mucho más gordo.
-Gracias por tus ánimos.
-Pero estabas criticando
y dime ¿quién h salido perdiendo ahora?
Fran tuvo que guardarse
esa reflexión para él. Una vez más había juzgado la primera
impresión y sin ver más que el aspecto externo de Esmeralda. ¿Y
ahora podía decir ñl mismo sin avergonzarse?
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