sábado, 8 de abril de 2017

Otra de la primera impresión.

-Gracias -dijo Fran Gordal a aquella camarera mientras le servía el doble.
-¿No la has reconocido? -le dijo Juan.
-No. ¿La habíamos visto antes?
-¡Cómo si la habíamos visto! Es Esmeralda.

Frn miró de nuevo a su servidora y reflexionó. Y entonces cayó del guindo. Esmeralda era una camarera anormalmente atractiva y explosiva que habían visto en sus salidas por Huertas. Nuestros dos protgonistas solín comparrlas con las mujeres atractivas que salían enn las historietas dl personaje del Jueves  El Profesor Cojonciano. Ahora por lo visto trabajaba en ese otro local, lo que no era extraño dado que por lo visto un mismo grupo empresarial poseía casi todos los bares y establecimientos de la zona. Pero por lo visto aquí trabajaba más, atendía a más gente, el cansancio y el volumen de trabajo le hacía mella y no estaba ni la mitad de guapa que antaño. Pero un segundo examen visual quitó todas las dudas a nuestro protagonista.

-Joder, pues si no me lo dices...
-Bueno, Fran, el otro sitio era más de juerga y noche. Aquí está más de trabajadora.
-Pero no tiene ni la mitad de curvas, no sonríe como antes, tiene ojeras...
-Y probablemente tampoco gana más dinero.
-No hay derecho a echar a perder así a una persona.
-Tampoco exageres que ya querrías tú para ti a la actual Esmeralda.

Entonces la chica se acercó a los dos hermanos.

-Perdonad. ¿Vosotros no sois lo que veníais tanto al Molino, el bar de más arriba?
-Sí -dijo Fran esbozando su mejor sonrisa-, te solíamos pedir las copas por la noche y...
-Es que de primeras no os había reconocido. Me moví aquí porque me salía más a cuenta y ahora he podido alquilar otro piso más grande.
-Me alegro.
Cuando los dos hermanos volvieron a quedarse en un aparte Juan le comunicó a Fran unas cuantas conclusiones:

-De modo que aquí está mejor y tampoco te ha reconocido. Claro tú, inequívocamente, sin que sea un a opinión subjetiva estás mucho más gordo.
-Gracias por tus ánimos.
-Pero estabas criticando y dime ¿quién h salido perdiendo ahora?

Fran tuvo que guardarse esa reflexión para él. Una vez más había juzgado la primera impresión y sin ver más que el aspecto externo de Esmeralda. ¿Y ahora podía decir ñl mismo sin avergonzarse?

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