martes, 11 de julio de 2017

Ya casi es río.

Manzanares, Manzanares,
arroyo aprendiz de río,
practicante de Jarama,
buena pesca de maridos.
Muy hético de corriente,
muy angosto y muy roído,
con dos charcos por muletas,
en pie se levantó y dijo:
Tiéneme del sol la llama
tan chupado y tan sorbido,
que se me mueren de sed
las ranas y los mosquitos.
Yo soy el río avariento
que en estos infiernos frito,
una gota de agua sola
para remojarme pido.
Estos, pues, andrajos de
que en las arenas mendigo,
a poder de candelillas
con trabajo los orino.
Más agua trae en un jarro
cualquier cuartillo de vino
de la taberna, que lleva
con todo su argamandijo.
Pide a la fuente del Ángel,
como en el infierno el rico,
que con una gota de agua
a su rescoldo dé alivio.

Al revés de los gotosos
ya no se muere estantío,
pues de no gota es el mal
del que le vemos tullido.
Llorando está Manzanares,
al instante que lo digo,
por los ojos de ese puente,
pocas hebras, hilo a hilo.
Cuando por ojos de agujas
pudiera enhebrar lo mismo,
como arrojo vergonzante,
vocablo sin ejercicio.

(Francisco de Quevedo y Villegas)


-Joder -dijo Juan Gordal-, ni alcanzo a ver el río.
-Nuestro arroyo aprendiz de río, decía Quevedo.

Los dos hermanos estaban dando una vuelta por la zona que de la ciudad que últimamente se llamaba Madrid río, que consistía en un acondicionamiento que diversos gobiernos municipales habían llevado a cabo, conviertiendo toda la rivera en un enorme parque, con instalaciones para muchas actividades: Había surtidores verticales donde jugaban los críos, pistas de biciletas, de patines... El ayuntamiento actual estaba poniendo la guinda con un proyecto para devolver al río su aspecto natural: isletas con juncos, remansos, recodos... Siempre según los entendidos, solo con eso la fauna acuática iba volviendo, hasta el punto de que en ciudades que habían acometido proyectos similares habían llegado a verse nutrias en plena ciudad.

-Pues de momento, peces y patos.
-Ya es más de lo que había. Antes esto era como aagua de alcantarilla, y yo también... ¡Mira ese pájaro! Creo que es un martín pescador -dijo Fran fijándose en un ave que bajaba en picado al agua.
-Y ese ptoa negro...
-¡Eso es una focha! -dijo nuestro protagonista.
-¿En serio? Pues es verdad que están volviendo. Dentro de poco esto será como un acuario al aire libre.
-No creo que lleguemos a tener aquí siluros como los del Ebro, ni cocodrilos... nutrias veremos en dos o tres años. El verdadero reto sería que volviesen las ranas, notan mucho cualquier contaminación. Si volviesen sería que el río está limpísimo.

Juan entonces volvió la vista a la pista de asfalto que había y observó a un grupo de chicas corriendo con unas mochilas a cuestas.

-Y encima vienen ninfas al río -dijo con risas.
-Viendo su equipaje van a dond los surtidores. Ya has visto que venía mucha gente en bañador allí.
-Pues vamos a ver si las vemos en bikini.
-Mira que eres obseso -dijo nuestro protagonista al ponerse en marcha
-¿Tú no tienes ganas?
-La verdad es que sí, pero me gustaría sobre todo traeer a mamá y a Diez...
-¿Decías?

Pero nuestro protagonista estaba echando un ojo a otro grupo de chicas que venía.

-Sí, nuerstro arroyo aprendiz de río va aprendiendo.

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