-Bueno, no se te olvide -dijo Doña Marta Palacios-. Pan de molde, algo para el perro, alguna cosa para tener en el congelador, avecrem y aceite. Además de la comida para hoy, claro.
-De acuerdo mamá -dijo nuestro protagonista.
-Y procura no sacar de la tarjeta más de 50 euros. Aunque sea primeros de mes quiero controlar.
Nuestro héroe quedó así al cargo de la primera compra del mes que Doña Marta no podía hacer. Pensaba en todo lo que faltaba: productos de limpieza, tinta para la impresora, papel... pero todo aquello quedaba subordinado a lo que le encargó Doña Marta. De modo que se acercó al cajero con instrucciones muy claras. Luego se encaminó a la compra: lo primero aceite. Se acordó nuestro protagonista de todas las veces que por la noche solían quedarse sin aceite para preparar la cena. Para que eso tardara en ocurrir cogió dos botellas. De camino a c oger el aceite encontró los productos de limpieza: lejía, detergente, suavizante, lavavajillas... Y no había que olvidarse de la limpieza no de casa sino personal: al lado estaban el gel, las cuchillas de afeitar, cremas... Desde allí vio el estante de la carne y compró unos filetes de lomo... Estaba lo importante, limpieza, comida, aceite... Era momento de irse a por lo de la impresora. Pero al pagar se encontró con que el precio de la carne y el aceite casi hacía que su compra llegase a treinta euros... Y al llegar a la papelería los dos cartuchos de color y de negro junto al papel casi hacía que su compra llegase a los cincuenta. Había cumplido. Juan Gordal, que entre tanto había despertado le preguntó por qué había traído dos botellas de aceite.
-Hombre, ya sabes que suele faltar por las noches...
-Bueno, tú sabrás. Pásame el pan para que desayune y dale algo a Diez.
Aquí Fran cayó en la cuenta de que ni había traído el pan de molde y nada para Diez...
Y eso que ni siquiera había traído lo necesario para la impresora. Tuvo que volver a bajar y con ello ya se pasó de límite que le habían puesto. Empezó a sentirse un inútil. Pero cuando quiso preparar los filetes, y una sopa de primero vio que también se había olvidado el Avecrem... Y entonces se dio cuenta de que había preparado fatal una operación tan sencilla.
-Ayhijonotepreocupesesolepasaatodoelmundoyotambiénmegastoeldineroymeovidocosasporquees
normalqueunonolotengaen lacabeza...-decía Doña Marta Palacios.
-Y una mierrrrrrda -dijo Juan-. Baja tres veces, se gasta el dinero, se deja cosas sin traer.. compra como el culo.
Juan y Doña Marta tuvieron una larga controversia sobre aquel punto, pero nuestro protagonista sólo sabía que él se sentía mal consigo mismo. Y que había fallado. Lo peor es que en un primer momento creía que había hecho una compra fabulosa. Al menos, con los productos de limpieza podría poner una lavadora mientras lo pensaba.
-Bueno, dijo Juan, al menos voy a imprimir lo que he estado escribiendo -dijo Juan.
Y fran cayó en que tampoco tenía el material de oficina
-O sea -dijo Juan-, que hasta trayendo tus caprichitis has fallado ¡Jodeeer!
No hay comentarios:
Publicar un comentario