lunes, 2 de julio de 2018

El fútbol, en manos de los malos.

-¡Bueno! -dijo nuestro protagonista viendo aquella noticia-. Los americanos organizarán el Mundial 2016 junto a México y Canadá, e irán 48 selecciones.
-Hombre, Fran -dijo Juan Gordal-, ya sabes que en el fútbol, como en todo, el dinero manda.
-Joder, pero para hacer chuminadas de verano al gusto de los millonarios ya tienen el fútbol de clubes.

Y es que, si era lamentable que los clubes que representaban, en efecto, el sentimiento deportivo y de pertenencia de una ciudad, habiendo dejado episodios tan memorables como el del Dinamo de Kiev durante la ocupación nazi se convirtieran en juguetes de millonarios como Abramovich, que las selecciones, que supuestamente son la facción futbolística de una nación o país se vendan, era sencillamente repugnante. Nuestro héroe había acabado por asumir la primera parte. A fin de cuentas, a su equipo, el Atlético de Madrid, no le habían hecho mal las últimas operaciones financieras de las que había sido objeto. Pero las selecciones seguían llevando jugadores representativos del país y los símbolos del Estado. Y estaban cayendo en el mismo juego. El problema había empezado con las nacionalizaciones. Últimamente, los equipos nacionales, sobre todo los europeos, se estaban llenando de jugadores que, o bien no tenían el nivel de su selección de nacimiento si venían de países como Brasil (país en desarrollo en lo social, pero sin duda una potencia en lo futbolístico) o que creen que jugarán más mundiales en selecciones más potentes (el colmo de tamaño despropósito era que Jerome Boateng jugó con la selección alemana contra su hermano Kevin-Prince, que seguía fiel a Ghana).

 Ahora, los yankis querían apropiarse del gusto del resto del mundo por un deporte que a ellos nunca les había gustado, y convertirlo en uno de sus espectáculos vacuos y sin sentido. Una jugadora de su selección femenina lo había dicho muy claro: "El fútbol en EEUU se está convirtiendo en un deporte de niños blancos ricos".

-Se suele decir que esto es "por universalizar el fútbol". Una mierda. Esto es por el puto dinero. Ya me dirás que van a aprender en Zimbabue por llevarse 28 goles en el mundial salvo que se lleven (seguramente los yanquis) al crío bueno de allí por la pasta.
-Bueno, siempre ha habido gente como Di Stefano, que jugó con tres selecciones o Kubala.
-Mira, esos dos casos me vienen muy bien. Ambos comprados por un gobierno fascista para hacerse propaganda. El primero para el club que siempre ha sido el instrumento de propaganda de la oligarquía financiera, y el otro para vender mierda antisoviética. Junto a eso había cosas como Sócrates, que se erigió en figura contra la dictadura de Brasil, o Maradona, que con su gol más famoso con la selección reivindicó el orgullo argentino tras la guerra de las Malvinas.
-Algo así salía en el comic Perramus, con un futbolista ficticio llamado Sábato.
-¿Pero tú no dices que del mismo modo se sabe que Mussolini amañó el Mundial de Italia 34?
-Sí, y eso es todavía peor. Antes el fútbol se usaba como propaganda nazi. Y esa práctica parece que se extiende. Ahora por unos nazis más sutiles, los neoliberales.
-De hecho lo de Argentina tenía mucho que ver con ellos.

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