-Asi
que usted era costurera... -dijo nuestro protagonista a la madre de
Alvarito.
-Sí,
hijo. Y me gustaba lo que hacía, pero la verdad, me he adaptado
bastante bien a la jubilación.
Nuestro
protagonista había ido a las fuestas de Coslada con Alvarito y
Carolina. Había conocido a varios miembros de la familia de este
último, una familia admirable, de gente que curraba y sacaba
adelante a los suyos y a otros, todo ello, además, sin perder en
ningún momento la sonrisa y el buen humor. La matriarca de aquella
familia hablaba con nuestro protagonista de cómo era la jubilación
cuando al jubilado en cuestión le gustaba su trabajo, algo que en
los últimos tiempos preocupaba a Fran sobre todo por cómo encajaría
Doña Marta Palacios que le quitaran una actividad diaria que le
gustaba. Con lo que le había dicho, nuestro protagonista volvía
contento a su hogar, viendo que esta le había dado buenas señales
para enfocar ese cambio.
-Pues
muchas gracias, hijo -le dijo Doña Marta-. Por cierto, que dice la
madrina de mi hermana que agradeció mucho tu visita y que hay que
ver lo grande que eres.
-Sí
me lo dijo entonces, yo no tenía mucha relación con esa señora,
pero como siempre preguntaba por mí, fui a verla con gusto.
Dos
días más tarde, nuestro protagonista estaba realizando unas compras
para recibir a su hermana en casa. Al bajar, el portero le dijo:
-Oye,
Fran, que dice la señora a la que el otro día ayudamos a entrar que
eres muy buen mozo, y que parece mentira que pienses en ella.
-Nada,
lo hago con placer.
Miestras
pedía la carne en el mercado, la tía Clara le mandó un mensaje al
móvil: Hola, Fran, parece increíble que te acuerdes tú de una tía
anciana como yo. De verdad muchas gracias, porque cada vez que me
escribes todas las semanas se me sube mucho la moral, estoy muy
agradecida. Nuestro protagonista aún estaba mascullando aquello,
mientras recibia a su hermana.
-Fran,
que dice la madre de Alvarito que eres un tío genial, que cómo la
escuhgaste y la valoraste-
Nuestro
protagonista con todo aquello empezo a pensar en algo. ¿Será
posible -pensaba para sí-, que sólo tenga éxito las señoras de edad? ¿Qué pasa con las que estan en mi tramo?
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