-Hola, Cárol -dijo nuestro
portagonista- Ya sabes que aqui...
-Holahijaestabadeseandoverteaquítequeremos
muchotengounasorpresaparatiyalaverásdespuésde
lacomidalaheescogidoconmuchogustoperoyotenía
ganasdedsartealgoespecialymehepasadolamañana
buscandoalgoquedartequelascomidasenfamilia
debernsersiempreespeciales...
-dijo Doña Marta Palacios
-Bueno, Cárol, ya ves cómo está
mamá de ilusionada. Esperemos que su sorpresa te guste.
Doña Marta Palacios había salido a
primera hora de la mañana y no había vuelto hasta las dos por hacer
una comida por todo lo alto a Carolina. Habían preparado pisto y
filetes como le gustaba a Carolina, y Juan le había cortado con
mucho esmero unos embutidos y quesos. Pero Doña Marta tenía
especial ilusión con lo que quiera que hubiera preparado (nuestro
protagonista intuía qué era, pero no se atrevía a revelarlo).
Después de la comida, Doña Marta se puso exultante:
-AhoraquenadieselevanteyomevoyalacocinaqueosvoyadarunasorpresaquelohetraídoparaCárolyha
llegadoelmomentodeservirloqueyopormihijahagoestoymuchomásquelaveopocoycasinovieneacomer
nuncaycuandovengahayquemimarla...
-Me lo imaginaba, va a ser un postre
-dijo nuestro protagonista.
Entonces Cárol recibió una llamada
en su móvil. Era Alvarito, que había acabado su turno de trabajo y
venía a casa.
-Puesentonceshabráqueesperaréltienequeparticiparserámejortomarestoamododemeriendaconél
tienequeestratodalafamilianovaaestarcadaunoporsuladopuedoesperarunpocomásporhacerlascosas
bien... -dijo Doña Marta con
resignación.
-Joder -dijo Juan-, debe ser la leche
lo que tenga preparado.
-Será una tarta o algo así.
Dos horas más tarde, Alvarito había
llegado a casa de los Gordal Palacios y contaba su jornada laboral.
-Bueno, he estado preparando comida
para mucha gente, y he comido fuera. Pero si tenéis preparado algo
me lo tomaré.
Doña Marta con la ilusión pintada en
la cara puso la mesa a las seis y fue a la nevera a buscar su
sorpresa:
-Porfinhallegadoelmomentonoesnadaespecialibaaserunpostreperoyasabéisquemegustaquecomamos
bienahoravoyaservirlatartaesunaalegríaquehayallegadoAlvaritoyvamosatenerunacomidabuenaen
familiaaunquehayahabidoqueesperar...
Entonces Juan reparó en algo:
-Mamá, creo que si es la tarta que
había en la nevera, deberías dejarlo para otro día.
-Nohijolahetraidoconilusiónparalaocasiónylavamosacomertodosjuntosporqueesmicaprichoeldíaque
estáaquímihijaalaquenosuelovermuyamenudonomequitanadielailusiónqueparaesolahepreparadoy
todoslavamosadisfrutar...
Al abrir DoñaMarta el envase de la
tarta se puso en relieve lo que quería decir Juan. Era una tarta
helada, no había sido guardada en el congelador, y en cuanto se
abríó el envase, el helado derretido se derramó por toda la mesa.
Con mucho trabajo logró la familia salvar algo para los platos. Doña
Marta se reía, pero se notaba que se había llevado una decepción
tremenda.
-Bueno, mamá, estaba buena -dijo
Fran.
Cárol tambien se reía, con cierto
sentimiento de culpabilidad:
-Perdona mamá, pero es que es
buenisimo. Todo el día preparándolo para esto.
-A ver si así aprende a fijarse en
las estiquetas -dijo Juan.
Y Alvarito, que asistió con
curiosidad a todo el proceso, y que era el que había llegado a la
familia desde fuera, dio con la clave:
-Joder, ha sido cojonudo. La tarta
sabía igual, y lo que nos hemos reído.
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