miércoles, 12 de septiembre de 2018

Por lo menos nos hemos reído.

-Hola, tenía muchas ganas de veros, que viajar es muy bonito pero os echo de menos -dijo Carolina Gordal al entrar por la puerta.
-Hola, Cárol -dijo nuestro portagonista- Ya sabes que aqui...
-Holahijaestabadeseandoverteaquítequeremos
muchotengounasorpresaparatiyalaverásdespuésde
lacomidalaheescogidoconmuchogustoperoyotenía
ganasdedsartealgoespecialymehepasadolamañana
buscandoalgoquedartequelascomidasenfamilia
debernsersiempreespeciales... -dijo Doña Marta Palacios
-Bueno, Cárol, ya ves cómo está mamá de ilusionada. Esperemos que su sorpresa te guste.

Doña Marta Palacios había salido a primera hora de la mañana y no había vuelto hasta las dos por hacer una comida por todo lo alto a Carolina. Habían preparado pisto y filetes como le gustaba a Carolina, y Juan le había cortado con mucho esmero unos embutidos y quesos. Pero Doña Marta tenía especial ilusión con lo que quiera que hubiera preparado (nuestro protagonista intuía qué era, pero no se atrevía a revelarlo). Después de la comida, Doña Marta se puso exultante:

-AhoraquenadieselevanteyomevoyalacocinaqueosvoyadarunasorpresaquelohetraídoparaCárolyha
llegadoelmomentodeservirloqueyopormihijahagoestoymuchomásquelaveopocoycasinovieneacomer
nuncaycuandovengahayquemimarla...
-Me lo imaginaba, va a ser un postre -dijo nuestro protagonista.

Entonces Cárol recibió una llamada en su móvil. Era Alvarito, que había acabado su turno de trabajo y venía a casa.

-Puesentonceshabráqueesperaréltienequeparticiparserámejortomarestoamododemeriendaconél
tienequeestratodalafamilianovaaestarcadaunoporsuladopuedoesperarunpocomásporhacerlascosas
bien... -dijo Doña Marta con resignación.
-Joder -dijo Juan-, debe ser la leche lo que tenga preparado.
-Será una tarta o algo así.

Dos horas más tarde, Alvarito había llegado a casa de los Gordal Palacios y contaba su jornada laboral.

-Bueno, he estado preparando comida para mucha gente, y he comido fuera. Pero si tenéis preparado algo me lo tomaré.

Doña Marta con la ilusión pintada en la cara puso la mesa a las seis y fue a la nevera a buscar su sorpresa:

-Porfinhallegadoelmomentonoesnadaespecialibaaserunpostreperoyasabéisquemegustaquecomamos
bienahoravoyaservirlatartaesunaalegríaquehayallegadoAlvaritoyvamosatenerunacomidabuenaen
familiaaunquehayahabidoqueesperar...

Entonces Juan reparó en algo:

-Mamá, creo que si es la tarta que había en la nevera, deberías dejarlo para otro día.
-Nohijolahetraidoconilusiónparalaocasiónylavamosacomertodosjuntosporqueesmicaprichoeldíaque
estáaquímihijaalaquenosuelovermuyamenudonomequitanadielailusiónqueparaesolahepreparadoy
todoslavamosadisfrutar...

Al abrir DoñaMarta el envase de la tarta se puso en relieve lo que quería decir Juan. Era una tarta helada, no había sido guardada en el congelador, y en cuanto se abríó el envase, el helado derretido se derramó por toda la mesa. Con mucho trabajo logró la familia salvar algo para los platos. Doña Marta se reía, pero se notaba que se había llevado una decepción tremenda.



-Bueno, mamá, estaba buena -dijo Fran.

Cárol tambien se reía, con cierto sentimiento de culpabilidad:

-Perdona mamá, pero es que es buenisimo. Todo el día preparándolo para esto.
-A ver si así aprende a fijarse en las estiquetas -dijo Juan.

Y Alvarito, que asistió con curiosidad a todo el proceso, y que era el que había llegado a la familia desde fuera, dio con la clave:

-Joder, ha sido cojonudo. La tarta sabía igual, y lo que nos hemos reído.

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