-Muy bien, y cada día un poco menos
-respondió ésta.
Fran y Juan Gordal se aguantaban la
risa. No se puede comer ménos cada día. La ignorancia de la tía
Maria Caristina en cuestiones de dietética era increíble. Y además
no pensaba en otra cosa a lo largo del día.
-Supongo que tomarás mucha fruta ¿no?
-Tres piezas cada día.
-Pues voy a comprarte plátanos y
nísperos para que tengas.
-Mira tía, esas precisamente son las
que el médico me ha dicho que debo tomar poco, y aquí tenemos todos
los días fruta. Deja ya esto.
-Bueno, pero no olvides, si hoy tomas
1500 calorías, a ver si mañana pueden ser 800.
-No va así, tía, hay que consumir
cada día 1500 calorías. Menos de eso es malo.
-Pero si ni siquiera llegas a atarte
los zapatos.
Ésa era una creencia que le había
oído varias veces expresar a la tía nuestro protagonista, absurda,
y que no había manera de saber de dónde se había sacado, ni de
desmentirla por más veces que nuestro protagonista había mostrado a
su tía que su obesidad no llegaba a tal extremo y se ataba sin
problemas.
-Claro, tía, y también desbordo las
básculas.
-Y no olvides tomarte esto después de
la cena -dijo mostrando un paquete de cereales.
-Tía, lo primero que me dijo el
médico es que cereales poquitos.
-Ya, pero tú estás gordísimo y yo
no.
-Tú tienes colesterol, osteoporosis,
etc
-Eso no tiene nada que ver. Amí no me
verás nunca gorda. Porque vigilo.
-Sí, claro que vigilas y estás
pendiente. Por eso no me explico que tengas tan poca idea de
nutrición.
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