Juan y Fran observaban en la pantalla
de aquel pub irlandés las escenas de acción de Chuck Norris en
Desaparecido en Combate. Es
quizás ésta una de las películas que mejor recogen la esencia del
Chuck Norris "actor". Su cara de palo y el mensaje
imperiaslista quedaban habilmente sepultados con las escenas de
acción que jalonaban el film. Los dos hermanos discutían si eso era
suficiente para que fuera una película pasable, nunca una obra
maestra, obviamente.
-Por
muy repugnante que me parezca la ideología que ha defendido toda su
vida, la verdad es que sí le reconozco que es de los pocos que han
sido consecuentes con lo que predica. Fue militar, artista marcial, y
trabajó en una compañía aeronáutica -dijo nuestro protagonista-.
Y también canta, que era el que cantaba en la introducción de
Walker, Texas Ranger.
-Sí,
pero es una voz muy plana, como actor no vale una mierda, y no sé yo
si como artista marcial es mejor ser campeón de algo o poner
escuelas y forrarse.
-Siempre
le tendremos que agradecer que papá se lo pasaba muy bien con su
serie -dijo nuestro protagonista-. Yo diría que es lo que sale si
intentas hacer un Clint Eastswood y te quedas a medias: un tipo duro
que toca muchos palos y hace películas de serie B. Aunque yo lo
firmaría para un crío al que quisiera.
-Cuidado,
Fran, que pisas terreno peligroso. Clint Eastwood es un genio. Nadie
puede igualarlo, todo lo que ha hecho lo ha hecho bien. Y ha sido
hasta alcalde de su pueblo.
-Exactamente,
es lo que digo. Clint Eastwood es una cima en ese sentido. Si tomas
ese camino y te quedas a medias, te sale un Chuck Norris.
-Bueno,
no sé, quedarse en un Chuck Norris está bien, pero es que la mitad
de Clint Eastwood ya es mucho y no sé si Chuck Norris da para
tanto.
-Bueno,
los que fracasan en ese sentido hacen alguna peliculilla de extra,
ponen un gimnasio y cierran, y acaban llenos de deudas.
-Ni
mucho menos, a lo sumo acabas siendo un Charles Bronson. Eso sí que
no lo querría en absoluto -dijo Juan.
Entonces
Fran se puso a pensar. Claro, de los que fracasan en el camino de
convertirse en heroe de acción polifacético no le venia ninguno a
la cabeza. Pero sí cuando en otro rincón del Pub vio un cartel que
anunciaba combates de boxeo.
-Juan
-dijo nuestro protagonista-, ¿qué opinas del pobre Poli Díaz?
Juan
se sorpendió. Lo analizó y su hermano tenía razón. Poli era un
héroe del pueblo a principios de los 90, quiso hacer sus pinitos en
el cine, y llegó a protagonizar varias campañas publicitarias.
Ahora el ídolo de Vallecas estaba lleno de deudas y consumido por
las drogas. Como seguramente, muchos que han intentado hacerse
grandes por el camino de Eastwood y Norris. Y muchos más de los que
no se sabrá. Juan tuvo que reconocerlo, y con amargura soltó otra
apostilla:
-Joder,
y el que se te ocurre tiene que ser español y encarnar el orgullo de
una familia de barrio obrero.
-¿Será
verdad que sólo pueden llegar a iconos de tipos duros de cine los de
valores conservadores?
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