-¡Cuidado, joder! No se puede uno
chocar por la calle con los demás.
-Lo siento, pero ya habíamos
pasado...
-¡No, ya habíamos pasado no! Hay que
estar atento.
-Bueno, lo siento, pero ya ha
pasado...
-¡No, ya ha pasado no! Hay que mirar
por donde va uno.
También podrías haberlo hecho tú en
ese paso hacia atrás era lo primero que le venía a nuestro
protagonista a la cabeza, pero no quería ponerse a reprochar en
público a un discapacitado. Nuestro héroe intentó proseguir su
camino, pero se dio cuenta de que varios otros transeúntes le
miraban con una expresión mezcla de reproche y asombro. Parecía
echarle en cara mentalmente un supuesto abuso sobre el contrahecho. Y
cuando intentaba irse hacian gestos cada vez más ostensibles de
desprecio. Y como aquel ser no dejaba de gritar cada vez se sumaban
más desconocidos al corrillo. El colmo llegó cuando una de esas
señoras que murmuran por lo bajo dijo:
-¡Vaya lección de educación e
inteligencia te ha dado el cortito! Y qué valiente es , plantando
cara a los que abusan de él.
Y a usted, pensaba para sí nuestro
protagonista, que él al menos dice las tongterías a voces, no
murmurando de forma rastrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario