miércoles, 29 de agosto de 2018

Cuestion de tiempo en la cocina.

-Pues hay que decirlo, ¡Qué mal he comido hoy! -dijo nuestro protagonista al cabarse su ración de carne.
-Es que estaba hecha sin tiempo, no ha estado al fuego lo suficiente -añadió Juan,
-Ayhijoquepesadossoisyolohehecho
conmimejorintenciones
verdadquelamañanasemehaidounpoco
´leyendoperomehepuestoencuantohe
vueltoynuncaosgustanadadeloquehagoparecequevayaen
desgracia...
-Te dijimos si lo hacíamos nostros, mamá, y casi te enfadaste.

La carne se quedó casi en su totalidad en la fuente, ya que nadie podía negar que sabía demasiado a cebolla cruda y vino poco reducido. Mientras se llevaba la olla a la cocina, Fran observaba la salsa.

-Se ha quedado blanca, Fran. No dejo de decirla, hay que pasarla cuando esta oscura, si no es que ha cocido poco.
-Bueno, por lo que sea, pero yo no quiero más de esto.
-Tú déjame a mí.

Y Juan volvió a cocer la carne, para desesperación de Doña Marta que no comprendía tal maniobra:

-Ahoracociendootravezmáshubieravalidoquetelevantarasporlamañanaahacerloquesiempretienesque
estarenmendándomelaplanaaverporquesetienenquehacerlascosasdosvecesnoparaisdedarmedisgustos
conlacomida...
-Mamá, iba a hacerla bien esta mañana y no has querido -dijo Juan.

A Fran casi le dio un ataque cuando vio que de cena había otra vez aquella carne:

-¡Joder! Mira que lo dije claro.
-Tú prueba Fran.

Para sorpresa de nuestro protagonista, la segunda vez, aquella carne, mucho más tierna y con otro sabor en su salsa estaba buena.

-¿Pero cómo lo has hecho?
-Solo con tiempo, Fran.

Incluso Doña Marta se vino arriba con aquel plato:

-Ayhijomiraquemeheenfadadoperohavalidolapenaquécosashaceshijonuncadejasdesorprendermey
cuántascosasbuenasharíassiaprovecharaslasmañanaslaverdadesquemealegraismucholavidanosé
quéharíasinvosotros...
-Es muy simple -dijo Juan-.A cada tiempo su guiso. Todo esta bueno si se hace bien.

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