-Claro, es que imagínate a un tío
pegando allí una patada en la puerta.
-Joder, pues llama y pregunta si
necesitan ayuda.
-Está bien, voy a ello -dijo nuestro
protagonista y se puso en marcha, pero ya en la puerta del pasillo
vio salir a una señora que por el rumbo que llevaba debía ser la
que estaba atrapada ahí. Volvió a suy sitio y lo explicó-. Parece
que ya ha podido salir.
-Bueno, la vida no se la iba a pasar
ahí, pero la verdad es que mejor que no haya habido que intervenir.
-Eso les compete a los del bar, que
tendrán que cuidar más la puerta o la humedad o cosas así.
-O pegar la patada en la puerta a lo
Chuck Norris.
En estas pensaba nuestro protagonista,
cuando en un periódico que había sobre la barra del bar destacaba
la noticia del rescate por los bomberos de ocho personas atrapadas en
un ascensor. Parecía que la vida cotidiana estaba llena de trampas
-Parece que ocurre con realitiva
feecuencia eso que tú has visto.
-Bueno, los servicios de un
establecimiento no son como un ascensor, sujeto al fluido eléctrico,
las caídas y demás.
-Sí, y estando tú no tienen que
venir los bomberos.
-Pues la verdad, creo que esa mujer ha
podido salir por las buenas, y la puerta no ha saltado por los aíres,
creo que he hecho bien.
-Bueno, yo te digo de antemano que si
me quedo yo allí, puedes destrozar la puerta.
-O eso, o llamar al tío del
establecimiento en cuestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario