-Y hemos visto más campo del que
habíamos visto en años..
Aquel día, que los dos hermanos
habñian comenzado realizando un tyrámite burocrático en uno de los
municipios cercanos a la ciudad, los había acercado a un recodo de
naturaleza. Habían paseado por caminos, cerros, a lo largo de un
río... Habían encontrado mucha gente haceindo senderismo, bicicleta
de montaña, footing y muchas otras actividades.
-Sin embargo animales casi no hemos
visto, yo creía que en el río iba a haber peces y ranas -decía
Fran.
-Hemos visto caballos y perros, no nos
hemos alejado tanto de la civilización, había animales domésticos.
-Sí, y chabolas y construcciones,
pero aun así hemos disfrutado mucho de la naturaleza.
-O de lo que había de ella.
-Muy degradada tampoco estaba, Juan.
-La cuidan... -comenzó a decir Juan,
y de pronto se calló viendo aquello-. ¡Joder! ¿Y eso?
Delante de los hermanos, en mitad del
campo y de la nada había una valla con alambres de espino que no
cerraba absolutamente nada. No delimitaba ningina finca, ni contorno,
ni había nada que protegiera, y era tan sencillo esquivarla como
roderla.
-Fran, ¿no has oído nunca lo de
poner puertas al campo?
-Lo extraño es que el alambre se ve
que es relativamente nuevo, no está viejo y oxidado. Es decir que es
de hace poco, y no se sabe para qué.
-Esto solo estña para joder el
paisaje y que alguien se corte.
-Ni te acerques, afortunadamente
tenemos mucho campo.
-Pero ya son ganas de molestar.
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