sábado, 25 de mayo de 2019

¿Colección de cante?

Aquel día, Juan y Fran Gordal bajaban de su casa e dirección a Sol, cuando en cierto bar que conocían les llamó la atención la presencia de dos viejos conocidos. Eran dos cantantes de flamenco que recorrían el centro de la ciudad amenizando con el cante y el lamento de guitarra ciertos locales. La primera vez que los vio nuestro héroe, que no tenía mucha idea de aquellos cánticos, notó sin embargo que lo hacían bien, que no eran simples aficionadillos. Pero tampoco superestrellas, obviamente o no estarían haciendo aquello, estarían sacando disco de estudio.

-¿Pasamos a verlos un rato, Juan? -preguntó nuestro protagonista
-Bueno, total no tenemos nada que hacer.

Los dos hermanos pidieron tercios, y se pararon a oírlos, comentando las canciones que se sabían y las que no. Mientras aplaudían aún una de ellas, el cantante se les acercó, y saludó muy efusivamente a nuestro protagonista.

-A vosotros os conozco de otras veces, ¿no?
-Sí, maestro -dijo nuestro hombre, que no sabía que significaba maestro en este sentido, pero veía que la gente se dirigía así a aquel hombre-. Le he visto algunos domingos bajando al Rastro. He investigado un poco de cante, gracias a mi peluquero, que también es fan y a usted.
-Eso está bien. ¿Ya conoces la diferencia de rumbita y el flamenco de verdad?
-Algo voy sabiendo, pero me intriga cómo fuerzan ustedes la voz, tendrán que cuidarla ¿no?
-Bueno yo simplemente no fumo.
-Yo tampoco pero no canto así. Bueno, que le vaya bien, que vemos que usted sabe.

Cuando marchaba aquel hombre a reanudar su recital, los dos hermanos comentaron.

-Llevan mucho tiempo, yo le conozco de años -decía Juan-. Deberíamos preguntarles si tienen algo grabado
-Igual, mi peluquero sí tenía un concierto en You Tube.
-Joder, Fran, te estás haciendo un entendido del cante.
-¿Yo? No tengo ni idea en cuanto me sacan de lo que me dicen esos dos hombres.
-Pues hablas ya con él con una familiaridad tremenda.
-Yo no sé por qué a la raza calé suelo caerle bien. Será porque soy así grandón como a ellos les gusta. Pero solo intento ser educado.
-Bueno, ten cuidado, que con la Tía Maria Cristina sobre todo, corres el riesgo de hacer una colección involuntaria de cante y flamenco de las que decía Mauro Entrialgo.
-Tendré cuidado, sí.

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