-Y las chicas de esa raza son muy
propensas, verás más así -decía Juan Gordal.
Los dos hermanos observaban asombrados
las nalgas, semejantes a dos plásticos hinchables que esa mujer
llevaba mal ceñidas por un pantalón que no hacía sino exagerar la
impresión de deformidad que aquello producía. Era evidentemente
sudamericana, seguramente colombiana o venezolana, que de acuerdo con
los datos de nuestros protagonistas eran las más propensas a este
tipo de destrozos quirúrgicos. Daba toda la impresión de que
aquella persona llevara algo pegado al culo, un cojín o semejante.
-La cosa es así, Fran -decía Juan a
su hermano-. Esas chicas dan mucha importancia a tener buen culo,
algunas llegan incluso a operarse antes de desarrollar el propio, y
luego, cuando se les desarrolla el propio pues tienen ahí el
taburete.
-Pero además está el hecho de que yo
no sé si actualmente habrá procedimientos mejores, pero al menos en
muchos casos, la operación es a peor. Son unos culos que parecen de
maniquí, de muñeco de caucho. Yo te juro que en la mayoría de los
casos estos culos de fabricación no me ponen nada.
-Pues para ellas es importantísimo,
ya lo ves. Yo no sé además si esto no se podrá deshacer, porque
esta señora, cumplidos los años, igual que ahorró para hacérselo
podría quitárselo.
-Y encima las hay que se quedan mal
tras la operación , con lesiones graves.
-Si es que está claro, todas las
veces que esto se hace en clínicas clandestinas de estas guarras.
Lo que nuestro héroe no podía
comprender es cómo eso continuaba pasando a estas alturas, porque la
señora que había llamado la atención de nuestros dos
protagonistas, por edad, serguramente había caído en el timo
quirúrgico en los primeros tiempos de tal práctica, pero seguían
viendo chicas jóvenes que con tanta publicidad y observaciones aún
caían. Habría que hacer más labor de pedagogía con ellas.
-Recapitulemos -decía Fran-. De menos
a más importante, está primero el hecho de que a los hombres, a mí
al menos, esto tampoco me gusta, más aún, prefiero un mal culo
natural a esas bolas de caucho, luego el de que tener un culazo no es
lo más importante del mundo, de que con los años seguramente se
arrepientan y no puedan deshacerlo, y los riesgos para la salud.
-Yo creo que las niñas ya se educan
sabiendo todo eso, Fran, pero si no, vale la pena insistir.
-Y que ninguna acabe mal por intentar
el hombre reproducir lo que sólo Dios y la naturaleza pueden darles.
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