—Holahijosaquítraigo
geldemanoshetraído
muchoporqueestaba
enofertaaquítodavía
esnecesarioque
aunquetodos
estamosvacunados
menosFranseestáextendiendootravezelbichoasquerosoaversisevadeunavez...—dijo Doña Marta Palacios.
—Pero te has traído cuatro botes, no sé yo si usamos tanto —contestó nuestro protagonista.
—Yatehedichoqueestabaenofertaasíquemeheaprovisionadobienqueeranecesarionoquedabaperoes
quealatercerapartedeloquehallegadoaestarquemeacuerdoenlosmesesmásdurosdeestocuandonohabía
formadeconseguirmascarillasnigel...
Lo que decía la matriarca de los Gordal Palacios encajaba en lo que nuestro protagonista llevaba
varios días viendo en diversos programas y diarios: los producto pandémicos, tipo mascarillas, gel,
guantes de látex, etc estaban bajando de precio. La pandemia que había sufrido el planeta donde
vivía nuestro protagonista llevaba un tiempo yendo a menos, seguramente por efecto de las vacunas,
y consecuentemente la enorme producción de estos enseres, que se había disparado durante la plaga
no tenía ya la misma facilidad de salida. Eso determinaba su abaratamiento.
—Bueno, estará bien tener de más, pero a ver si ya no tenemos ni que gastar todo el gel que has traído,
que esto parece que va bien. —PuesnoséquédecirtehijoqueestamañanahablabandelaIndiaydeunpicoquehayenBarcelonaeneReino Unidoestorepuntanoséyosinonosalegramosdemasiadoprontoaunquenadiequierequitarselamascarilla másqueyo...
Esto también se oía en el planeta de nuestro protagonista en los últimos meses: aunque de momento
la situación estaba controlada, nuevas variedades de aquel virus y el relajamiento de la gente en las
medidas de protección amenazaban aún con dar un disgusto.
—Pues entonces lo dicho, mejor tener remanente a mano. Ojalá no haya que usarlo.
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