miércoles, 25 de enero de 2023

Cruzar la calle

 

¡A veeeeeeeer! ¡Pasooooo ! ¡Apártense! ―decía aquel individuo a voz en grito.

Juan y Fran Gordal se pararon a mirar de dónde venían esas voces. En la concurrida calle, detrás de
ellos, destacaba un tipejo en proceso de quedarse calvo vestido con una camiseta imperio y unos
pantalones grises. No parecía forzar la marcha, ni tener especial prisa, pero iba gritando a voz en
grito. La gente se apartaba a su paso, provocando tapones y retrasos entre el resto de los peatones.
También los dos hermanos se apartaron. Una vez aquel sujeto pasó empezaron a comentarlo:

 

Te sorprende y le dejas
pasar, pero a un tipo que
 no tiene razón para 
correr ni parece que
 tenga
 prisa no sé tendríamos
 que dejarlo ―dijo Juan.El tío ni apresura el
 paso ni agradece ni 
nada. Mira a dónde
 ha llegado en un
 momento ―comentó Fran.
 Aún se le veía al fondo en medio del pasillo que le iba dejando la gente. Continuó así hasta perderse
 de vista, pero incluso entonces se le oía gritar a lo lejos.La verdad es que ha avanzado muy rápido ―observó nuestro protagonista.Pero no se puede molestar así a toda la acera. Ya, pero cuando oyes a alguien así no piensas. Te sale de dentro dejarle pasar.Imagínate que todos hiciéramos lo mismo. ¡Cómo sería entonces atravesar una de estas calles!Pues tampoco así es muy cómodo.

Juan observó lo lejos que aún quedaba la esquina donde ambos hermanos doblarían y observó
cómo costaba avanzar por ahí.

Al final ser educado va a ser una desventaja ―concluyó.Más mérito tenemos los que lo somos ―sentenció Fran. 


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