—Pues al final, básicamente
todo lo de siempre: ropa,
algo de tecnología,
complementos..
.—comentaba nuestro
protagonista —Yo tengo que agradecer
mucho este móvil. Ya me hacía falta —respondió Juan. —No tiene mérito, se lo dejaste muy claro a sus Majestades de Oriente. —A mí que me sigáis trayendo cosas de gimnasia no sé si me va bien, pero les sacaré el
jugo —dijo Carolina. —Y mamá tiene un pedazo de regalo, a ver si le gusta.Doña Marta seguía observando el limonero que le habían traído para festejar aquello. No paraba
de hablar y expresar una sorpresa grande pero agradable:
—Perohijosnosécómoseoshaocurridoyaversilosécuidarmirayatienesuslimoncitosahoralovoyaponer enunlugarpreferenteesperoquesigadandolimonestienedosnosésilospodremosconsumirperoesprecio
somuchasgraciashijos... —¿Y eso que deías tú que habías tenido más problemas que nunca en el Corte Inglés? —Síhijostendríaisquehabervistocómoestabalodelosrosconeslopasémuymalperoheconseguidoloque queríaaquílotenéisyencimahabíaunmontyónderellenosytodoelmundocogíasóloeldenatapoeroestaes micontribución... —Pues vamos a hincarle el diente —dijeron los tres hermanos. —Yo creo que mamá es quien más ha disfrutado su regalo. De vosotros no sé decir —comentó
Carolina —Bueno, yo agradezco tener a mi familia y mis regalos, pero para mí vendrán de verdad los
reyes con un trabajo estable. —Esotelotienesquebuscartúhijonoesunregalomiraquébienlohemospasadoestasnavidadesycómo hemospasadoestosdíasquehastayohetenidoquecomponérmelasparaconseguirelroscónperotodos tenemosundía bueno... —Eso es verdad —dijo Fran sonriendo—. Con curro o sin él, mientras hay familia, hay reyes y
navidades.
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