Aquel domingo Juan y Fran Gordal habían vuelto a acudir al Rastro y estaban absortos
contemplando las antigüedades y otras curiosidades que jalonaban este célebre mercadillo.
Po supuesto lo que más interesaba a nuestros protagonistas eran los puestos de cómic. —Los de la Editorial Bruguera siempre son curiosos —comentaba Fran. —Pero yo busco la nueva edición de los de Toppi —respondió Juan.
Entonces Fran fijó su
atención en un gran
poster del teniente
Blueberry y avanzó
unos puestos
más Aquí había varias
joyas como originales de Quino, grandes recopilaciones de Breccia, cómic
europeo de Enki Bilal y otros... También novedades interesantes como el Nevada de Duval,
Pecau y Wilson, pero Juan fue claro: —Me gustaba más lo que tenían abajo, Fran. Y además el Jorge nos hará precio. —¿Cuánto hace que conoces al Jor...? —comenzó a preguntar nuestro protagonista y al salir de
la tienda se quedó estupefacto. ¡Joder! Parece un puto abismo esta cuesta. —Sí, la hemos subido sin mirar alrededor ensimismados como estábamos. En efecto aquella calle tenía una pendiente verdaderamente inusual en la ciudad donde vivían los
hermanos. Fran pensaba si en otros lugares había visto algo similar. —Aquí en Madrid, desde luego, no. Quizás en Málaga y Toledo he visto pendientes similares. —Yo subí una similar en algún pueblo de la Sierra. Aquí se podría hacer la llegada de alguna etapa
de la Vuelta ciclista, incluso. —Pues abstraídos con el cómic la hemos subido sin darnos cuenta. Igual los ciclistas ni la notaban. —Va a ser que el cómic es más grande que la misma Vuelta. —Será, sí.
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