miércoles, 5 de junio de 2024

Abrir el verano

 


Otro año más llegó el día en que nuestro protagonista se levantó y la ropa le resultaba
a ratos molesta. El día anterior se había quitado el jersey, y recordaba que aún así le
resultaban pesados el pantalón largo y las botas. Al levantarse esa mañana volvió a abrir
el cajón que llevaba varios meses cerrado. Allí estaba el tesoro oculto durante los
meses de invierno. Allí estaban sus camisas hawaianas, sus pantalones cortos. Y en rincón
más recóndito de su mueble zapatero las sandalias que llevaba sin calcetines.

Qué veraniego te has puesto, Fran —le dijo
 Carolina Gordal al verle.Ya tocaba.Pueshadichoelhombredeltiempoquequizás
lluevatienesqueirlopensandoporqueigualtecaetodaelaguaencimatevasamojarnuncasesabesiunova
biensiempremedamuchomiedoamísacarlaropadelveranoporesoyteveomuydecidido...—peroró 
Doña Marta.
En algún momento habrá que hacerlo, mamá —respomdió nuestro protagonista.Qué suerte tienes. Yo tendré que ir comprándome ropa de verano —intervino Juan.Pues ya sabes, cuando quieras puedes ir, ahora que vamos bien de curro —le dijo nuestro
 protagonista.No sé si ir ahora, que se está nublando. Igual mamá tenía razón.

Nuestro protagonista observó por la ventana cómo efectivamente el día se iba oscureciendo. De
pronto pensó que en efecto quizás se hubiera precipitado sacando la ropa del cajón.

Pues mira, si cae me mojo como me he mojado algunos veranos. Seguro que es una lluvia de
 esa espesa y molesta que trae más calor que otra cosa —sentenció.Pero parece mentira el misterio que es cada año simplemente el hecho de volver a hacer lo que 
hacemos todos los años.La fuerza de la costumbre en pequeñas dosis. 


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